CRÓNICA
Ramon Muntaner, el rumor persiste
La 'cançó' homenajeó al retirado trovador en el teatro Joventut de L'Hospitalet con un recital que culminó con el dueto de Serrat y Gemma Humet
Jordi Bianciotto
Periodista
Jordi Bianciotto
Dado que Ramon Muntaner se retiró de los escenarios hace dos décadas, es como si en este tiempo sus canciones se hubieran quedado suspendidas en la memoria, sin gastarse, como reliquias conservadas entre paños. Así pudieron reaparecer, a través de las brumas del tiempo, intactas y un poco misteriosas, este sábado en el teatro Joventut, en el recital de homenaje que dirigió Joan Isaac en el marco de Barnasants.
En estos conciertos colectivos planea la amenaza de la complacencia o, lo que es peor, el aburrimiento por exceso de monólogos y batallitas, pero Joan Isaac aplicó mano de hierro a un guión que resultó sobrio, elegante y dinámico, a través de 17 clásicos del artista recreados a partir de un docto cuarteto: Antoni-Olaf Sabater (piano y teclados), Lluís Ribalta (batería), Josep Traver (guitarra) y Jordi Camp (bajo). Eso sí, una compañera de quinta, Marina Rossell, puso el pórtico con unas breves y generosas palabras: “Ramon, has sido el mejor de mi generación”.
Carácter y sensibilidad
El homenaje invitó a recordar que Muntaner hizo valer en su día una actitud interpretativa imponente a la vez que cultivó la inventiva musical y mostró un don para las melodías, moviéndose entre una fortaleza telúrica y la extrema delicadeza. En el primer ángulo se situó Borja Penalba, alzando la voz poco a poco en 'Cançó de carrer' y más todavía en la amenaza de tormenta de 'Aquesta remor', sobrecogedora integración con la poesía de Martí i Pol. En contraste, los contornos encantados de 'El ball dels cent mil diumenges', a los que se acogió con sensibilidad Rusó Sala.
La selección cubrió canciones de casi todas sus obras, como ese 'Sol' con honda interpretación de Enric Hernàez, la dulce 'Cançó de taverna', por Túrnez & Sesé, y 'L'ametlla amarga', con texturas oníricas de voz y guitarra a cargo de Eduard Iniesta. Los recuperados Coses brindaron por una vez la adaptación de Muntaner, con fibras rockeras, del poema popular 'Au, jovent', que musicaron también en aquellos tiempos. Roger Mas se lució en una de las piezas más zigzagueantes, 'Presagi', y Gemma Humet, en 'No demano gran cosa', más Martí i Pol a través de un poema que inspiró a Kiko Veneno en su seminal 'No pido mucho'.
Ecos de Gràcia
Joan Isaac hizo suyas dos canciones cercanas a su mundo de sutilezas, 'Aigua-Marina' y 'Seré a ta cambra amiga', y Sílvia Comes se atrevió con el texto más severo, aquellas 'Decapitacions XII', en honor al ajusticiado general Moragues. Y como clímax, Humet fundió su voz con la de Serrat en un radiante viaje a 'La plaça del Diamant', canción, cabría decir, no muy lejana al universo sentimental serratiano.
Entre el público, cómplices estrechos de aquellos discos, como Joan Ollé y Vicenç Villatoro, y el propio Ramon Muntaner, que, requerido por Joan Isaac, subió a escena para, tras recibir un ramo de flores de la mismísima Sílvia Munt, la Colometa televisiva, dedicar unas emocionadas palabras de agradecimiento. "No tengo palabras, solo sentimientos. Me habéis hecho muy feliz". Como dice la letra, "la remor", el rumor, persiste.
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