EL ANFITEATRO

Martínez Izquierdo: "Culturalmente Barcelona es un cero a la izquierda"

El director, que debuta en la Ópera de París, lamenta la pobreza del panorama musical contemporáneo

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Rosa Massagué

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Ernest Martínez Izquierdo no tiene pelos en la lengua. Afincado en París, el director catalán observa cuanto ocurre culturalmente en Barcelona y llega a la conclusión de que en este terreno la ciudad es un cero a la izquierda. En estos días está instalado en el palacio Garnier donde dirige el estreno en Francia de ‘Only the sound remains’, una obra en dos partes de la compositora finlandesa Kaija Saariaho con una puesta en escena de Peter Sellars interpretada entre otros por el contratenor Philippe Jaroussky.

Quien fue director de la OBC no esconde su satisfacción por debutar en la Ópera de París: “Para mí es un hito por tratarse de un teatro de tanto prestigio, con toda su historia, con todo lo que significa como institución. Soy muy consciente del lujo que ello representa”, dice en una pequeña salita de aspecto vetusto del grandioso edificio parisino, el día antes del estreno.

Martínez Izquierdo ha dedicado gran parte de su carrera a la música contemporánea habiendo sido asistente del gran pope de la modernidad, de Pierre Boulez. Ha dirigido todas las óperas de Saariaho además de composiciones sinfónicas y camerísticas de la compositora. Considera que la música de esta autora es muy personal: “En ella hay Sibelius y el preciosismo del mundo francés. Esta mezcla resulta muy poética, evocadora y refinada”.

De ‘Only the sound remains’ se han programado seis representaciones con las localidades vendidas, algo difícil de lograr aquí. “Es evidente que en Barcelona esta música no funciona. Se hace un programa contemporáneo de uvas a peras, es como una seta solitaria. En Francia la Ópera de París puede programar la obra de Saariaho y llenar los seis días porque hay todo un mundo musical alrededor. Culturalmente estamos a años luz de Francia o Alemania”, dice con pesar y explica que los ensayos de esta obra se realizaron en la moderna Ópera Bastilla donde se ensayaban cuatro óperas distintas al mismo tiempo.

El director apunta a nuestros políticos e instituciones: “Se hacen encargos, pero no hay retribución. Han matado la cultura, se la han cargado. No interesa. Barcelona es un cero a la izquierda. Y lo peor de todo es que no pasa nada, que les está bien”. Pone un ejemplo de esta desidia que anula la música contemporánea en la ciudad. En el 2016 el Ensemble de la Orquesta de Cadaqués interpretó bajo su dirección ‘Le marteu sans maitre’, una de las partituras capitales de Boulez en Bilbao, en Madrid, en Valladolid. “Era lógico que también se interpretara en Barcelona donde la ensayábamos, pero no interesó”.

En enero hizo dos años de la muerte Boulez. Martínez Izquierdo lo define como un músico de referencia: “Era el modelo de director comprometido con la modernidad, hipercrítico con todo. Tenía talento, inteligencia. Enlazaba con la tradición francesa de Debussy y Poulenc. Con su desaparición el mundo musical quedó huérfano y sigue así, todavía traumatizado por su desaparición”.

Sin embargo, el director catalán también explica el lado negativo del legado de Boulez: “Tenía mucho poder, era como el rey de la música y esto ha hecho daño”. Cita por ejemplo el caso de Henri Dutilleux, compositor de quien Boulez siempre se negó a dirigir una obra por considerarlo burgués y tradicionalista.

Martínez Izquierdo fue director de la OBC del 2002 al 2006. Gozó de la aprobación del público y de la gerencia, pero no de los músicos. Fueron ellos quienes impidieron que renovara para un segundo período. ¿Queda alguna amargura de aquel desencuentro?: “Ninguna. Los años de la OBC fueron maravillosos”.