tú y yo somos tres

Pistolas en los estadios

FERRAN MONEGAL

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Hace unas semanas nos llegó la noticia de queJon Sistiaga había sido agredido en Buenos Aires. Ahora, viendo su reportajeBarras bravasque acaba de emitir Canal+, hemos entendido por qué. Ha estadoJonunas cuantas semanas en la capital de Argentina peinando, husmeando, investigando, grabando ese fenómeno espeluznante y peligroso llamado Los barras bravas. Son elementos de cuidado. En teoría, son hinchas de clubs de fútbol, pero en realidad son mafias que utilizan el fútbol como coartada. Los estadios, las concentraciones de aficionados en los partidos, son su hábitat ideal. Lo colonizan y despliegan su actividad: trafico de drogas, extorsión, chantajes. Estos tipos van a los estadios, pero ni siquiera miran los partidos. El fútbol no les interesa. Lo suyo es la delincuencia organizada, de la que participan presidentes de clubs y hasta jugadores.Jonse encontró conRicardo Darín, y este gran actor bonaerense dijo:«Ya no voy a ningún estadio de fútbol argentino. Me lo he prohibido a mí mismo». Y también se encontróJoncon dos sujetos de cuidado; primero,Alejandro, alias La chiquitona, y luego, conRicardo Pavone, que pasan por ser los capos de lasbarras bravasdel Club San Telmo, en el conflictivo barrio de Isla Maciel, y también del Club Excursionistas, en la colonia Belgrano. El primero le recibió armado con dos machetes -ahora hemos sabido que, días después de esta entrevista, ese elemento fue asesinado a martillazos- y el segundo sacó una pistola, la cargó y comenzó a disparar, afortunadamente sin apuntar aJon. Hombre, hemos temido en casa por nuestro queridoSistiaga. Su estancia en Buenos Aires se ha saldado con una agresión y unos cuantos sustos importantes. Es el riesgo de un granroutierdel reportaje que se toma la molestia, y se juega el físico, por informarnos de lo que pasa. Jonpertenece a una generación de últimos mohicanos. Quedan pocos como él en España.

A las cadenas deltelehipodromoestatal, ese tipo de ejercicio no les interesa. Mandar un equipo al extranjero, a informar de lo que pasa, lo consideran caro. Inútil. Extravagante. El mercantilismo ha suplantado al periodismo. Efectivamente, sale mucho más barato cocinar una papilla en un plató con media docena de cotillas sentados removiendo la palangana. O mandar a un mileurista en un Twingo a entrevistar altelefonillode la puerta de entrada deAmbicioneso deMi gitana.