La calidad de la docencia

Profesores modelo

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ
BARCELONA

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Cuando la calidad de la escuela pública está más cuestionada que nunca en España, cuando más se critica la preparación que ofrece y se reclaman auditorías para saber en qué puntos están fallando los profesores, más hay que valorar las buenas prácticas docentes. Porque el profesor que es capaz de mantener el interés de los estudiantes y de mejorar su rendimiento todavía existe. A pesar del azote de los recortes y del aumento de alumnos por aula, y aunque todos los estudios internacionales y la altísima tasa de fracaso escolar que hay en España lo pongan en duda.

«Los docentes profesionales, los competentes, son aquellos a los que no les vale con que sus alumnos vayan tirando o con que sean felices», describía esta semana la 'consellera' de Ensenyament, Irene Rigau, en conversación con este diario. El profesor «debe ser un modelo, un referente para el alumno. Eso no lo han de perder nunca de vista los docentes», sentenció Rigau.

Después de un inicio de mandato al frente del departamento en que se mostró muy crítica con el colectivo de docentes, la 'consellera' ha moderado en los últimos tiempos el tono de su discurso y ahora no deja de destacar, en cuanto tiene la ocasión, el esfuerzo que hacen los profesores. Los maestros, insiste Rigau, son la piedra angular del sistema educativo. Y por eso, agrega, hay que tenerlos motivados y bien formados.

CON EL GRADO NO BASTA / La titular de Ensenyament ha encargado a un equipo de expertos que hagan una radiografía de la profesión y determinen cómo se debe mejorar su formación, tanto la inicial (la que reciben en la universidad) como la continua (el reciclaje profesional). El proyecto todavía se encuentra en fase de elaboración, pero de momento ha trascendido ya que incluirá desde mejoras metodológicas en las facultades de Magisterio hasta convenios con escuelas para que los estudiantes amplíen sus posibilidades de prácticas.

Con todo, lo más complicado será reformar la formación continua, coordinarla con la inicial y conseguir que formarse sea un incentivo para los docentes. Especialmente en secundaria, donde la gran mayoría de los profesores han llegado a la profesión después de haber estudiado carreras de especialidades muy diversas, sin asignaturas relacionadas con el magisterio, y tras haber superado, después, un curso de tres meses, el Certificado de Aptitud Pedagógica, ya desaparecido y sustituido desde hace tres años por un máster.

La de maestro es, hoy por hoy, una de las profesiones mejor valoradas por los españoles (después de la de médico), según reveló el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del pasado marzo, pero, a diferencia de lo que ocurre con los sanitarios, solo un 10% de la población aconsejaría a sus hijos que siguieran la carrera docente. El problema, asegura el propio colectivo, es fundamentalmente salarial. El sueldo base mensual de un maestro catalán de primaria es de 959 euros brutos, mientras que en secundaria asciende a 1.109 euros.

FALTA DE RESPETO / La misma encuesta del CIS constataba que el 62,4% de los participantes en el estudio veían poco o nada motivados a los profesores españoles, una situación que se achacó a la crisis, pero que algunos también atribuyeron a la falta de respeto que muestran los alumnos (13,6%) y al poco prestigio social que tiene la profesión (12,8%).

«Ha llegado un momento, además, en que el profesor ha asumido funciones que van más allá de la instrucción y de la enseñanza de valores y ha tenido que hacerse cargo de cuestiones tan dispares como la detección de los problemas de obesidad infantil o el buen uso de las nuevas tecnologías», observaba recientemente Ismael Palacín, director de la fundación Jaume Bofill.

Seguramente los profesores no tengan que vigilar el uso de las nuevas tecnologías. Pero es un hecho que muchos de los proyectos educativos que consiguen la implicación de los estudiantes se vehiculan a través de ellas.