«El libro de texto es de otra época»

Victòria Oliu llega acalorada tras haber pasado el día de excursión con sus alumnos para preparar la castanyada. Tiene 55 años, es profesora desde que tenía 24 y en la actualidad imparte matemáticas a alumnos de cuarto de ESO del instituto de La Bisbal d'Empordà. «Yo no utilizo la pizarra electrónica, yo trabajo con la clásica de toda la vida, pero en lugar de libro de texto prefiero que mis alumnos empleen el material didáctico que hemos puesto a su disposición en la plataforma digital del centro», explica. No solo lo hace porque es más barato (es gratis), sino porque permite la interactuación de los estudiantes y considera que eso es «fundamental» para el aprendizaje de su asignatura.

Oliu ha hecho una gran recopilación de estos modernos materiales didácticos en los que se combinan vídeos, textos en formato digital y ejercicios interactivos. «Tuve una licencia de estudios de un año en la que estuve liberada de dar clase y pude recopilar todos estos materiales. Algunos son míos y también hay de otros profesores», explica. Los documentos están hechos en un estándar que se puede colgar en las plataformas digitales de los centros. «Están pensados para que estén más cerca del lenguaje de los alumnos, porque ahora casi todos van con móviles y con herramientas digitales, pero eso no les ahorra el trabajo diario que tienen que hacer en el aula. Es necesario que continúen haciendo el trabajo manipulativo con papel», advierte.

La profesora explica que lo que ha hecho son secuencias didácticas que tienen sentido por sí solas y que suelen comenzar por una introducción, que normalmente consiste en un vídeo de entre 10 y 15 minutos. Después hay una serie de actividades para desarrollar, una recopilación del tema y orientaciones para la evaluación. Es un material que pueden emplear todos los profesores. «Yo lo utilizo para sustituir al libro de texto, porque creo que está obsoleto, es de otra época. Vale mucho dinero, sirve para apenas un año y los estudiantes casi no se lo miran. No estoy en contra, pero creo que habiendo herramientas digitales la información básica se puede suplir de una forma gratuita y mucho más fácil y cercana a los alumnos», explica.

Día a día complicado

A pesar de estos avances con el moderno material didáctico, Oliu afirma que el día a día con los estudiantes de cuarto de ESO, que tienen 16 años, sigue siendo «complicado». Este año, debido a causas organizativas, el centro no los ha podido agrupar en función de su nivel de conocimientos. «Cuesta mucho implicarlos y con el lenguaje digital y las nuevas tecnologías no es más fácil, porque los estudiantes a esa edad buscan trabajar cuanto menos mejor, y nosotros tenemos que luchar contra esto», afirma.