Padres y maestros ven engañoso el veto de Mas a la 'ley Wert'

Engañoso, inquietante y poco factible. El anuncio del presidente de la Generalitat, Artur Mas, de que el próximo curso escolar empezará «de acuerdo con la legislación catalana, sin tener en cuenta normativas lesivas e impropias», o lo que es lo mismo, que no se aplicará la controvertida ley orgánica para la mejora de la calidad educativa (LOMCE), fue recibido ayer por la comunidad educativa -profesores, padres de alumnos, estudiantes y pedagogos- con más recelo que entusiasmo y, en algunos casos, hasta con incredulidad y estupor.

A la espera de que la Generalitat concrete en qué consiste exactamente lo dicho por Mas el pasado miércoles, en su discurso de anuncio de la fecha de las elecciones autonómicas, todos los colectivos implicados han entendido, en principio, lo mismo: que la ley Wert quedará en suspenso a partir de septiembre en Catalunya.

Eso, pese a que la reforma está ya desplegada en primaria y justamente cuando, según las órdenes dadas por el Ministerio de Educación, el año que viene debería entrar también en vigor en todos los institutos de secundaria españoles, concretamente, para los alumnos de primero y tercero de ESO y los de primero de bachillerato.

Aunque la Conselleria d'Ensenyament eludió ayer entrar en detalles y se limitó a apuntar que aún quedan meses para el inicio del próximo curso, los sindicatos no tardaron en cuestionar la magnitud de la medida. «Nos alegraría mucho que la LOMCE no se aplicara en Catalunya, por supuesto. Solo esperamos que eso también signifique que las familias recuperen su papel en los consejos escolares o que la escuela pública vuelvan a tener peso frente a la concertada», indicó Ana Elvira Sánchez, secretaria de la organización USTEC-STE.

DOS LEYES, MISMA INSPIRACIÓN

De hecho, prosiguió Montse Ros, secretaria territorial de Educación de CCOO, «la ley de educación de Catalunya, la LEC, que según el presidente Mas regirá el próximo curso tampoco es muy distinta de la LOMCE en cuestiones como la selección de los directores o de la participación en los órganos de decisión del centro», subrayó la sindicalista. «A nadie se le escapa que el modelo educativo de CiU es, en definitiva, el de la escuela concertada», agregó Ros.

«Además, no se puede engañar a la gente diciendo que aplicarán la LEC, porque esta es una ley parcial, que desarrolla la LOE, pero que, por ejemplo, no determina temarios o currículos», objetó, por su parte, Àlex Castillo, presidente de la federación de asociaciones de padres de alumnos de Catalunya (Fapac).

La solución, señaló Castillo, no será tan sencilla. «Si Catalunya sale de la LOMCE, ¿volverá a impartir entonces la asignatura de Educación para la Ciudadanía? ¿Dejará de ser evaluable la Religión?», planteó el presidente de la principal federación de familias de escolares.

INCERTIDUMBRE

El problema de toda esta inconcreción es que muy pronto, a partir del próximo febrero, los institutos tendrán que empezar a orientar a sus alumnos de cuarto de ESO hacia los estudios posobligatorios. «¿Qué les vamos a decir a los que quieran estudiar bachillerato? ¿Cuál va a ser la oferta para primero? ¿Qué modalidades podrán escoger, las de la LOMCE o las de la LOE, que son las que están ahora en vigor?», preguntaba ayer un asesor de la Fundació de l'Escola Cristiana de Catalunya (FECC), la mayor patronal de la escuela concertada catalana.

Pese a que oficialmente la entidad no quiso valorar el anuncio de Mas, «mientras la Generalitat o Ensenyament no aclaren qué supone», fuentes de la FECC no ocultaron su satisfacción por la posible suspensión de la ley Wert.

«La única reválida o prueba externa, como las denomina el ministerio, que se debería de realizar el curso próximo es la de sexto de primaria y, en este caso, no es un examen que compute para los estudiantes», indicó Ismael Palacín, director de la fundación Jaume Bofill, que remarcó que «después de las medidas ya aplicadas este año para amortiguar el efecto de la reforma, tampoco será difícil seguir igual el curso que viene».