Gente corriente

Marc Sellarès: "Hago un ritual de duelo con el bosque quemado"

Artista y bombero. Alza un campo de cruces en la zona de El Bruc que ardió este verano.

«Hago un ritual de duelo con el bosque quemado»_MEDIA_1

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OLGA MERINO

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Un impresionante cementerio de 200 cruces, entre los dos y los diez metros de altura, se alza cerca de El Bruc, en un bosque, a caballo entre las comarcas de Anoia y Bages, que resultó devorado por las llamas en el incendio del pasado julio. Su autor, el licenciado en Bellas Artes Marc Sellarès Cots (Sant Salvador de Guardiola, 1973). Un trabajo que realiza a mano, sin sierras mecánicas.

-Me encontraba en los lagos de Colomers, en el Vall d'Aran, y al enterarme del incendio, se me acabaron las vacaciones.

-¿Lo movilizaron?

-No, no. Yo soy cabo del Cuerpo de Bomberos de Barcelona y trabajo en el parque de Montjuïc. En la extinción del incendio de Òdena participé como miembro de la Associació de Defensa Forestal de mi pueblo.

-¿Qué pensaba al sofocar las llamas?

-Que hacía años que sabíamos que ese bosque se quemaría porque la gestión forestal era inexistente. No fue una sorpresa.

-Vaya, lo de siempre… Luego, volvió solo al bosque calcinado. ¿Qué sintió?

-Tuve la sensación de estar ante un campo de esqueletos de árboles… Me duele que se quemen los bosques, sobre todo si pertenecen a mi entorno y tengo con ellos una implicación emocional. De pequeño, había ido a buscar bolets, leña, regaliz e incluso madera de boj para mis primeras esculturas.

-¿Cómo se le ocurrió la idea?

-Como creador, intento pasar mis vivencias personales al través del filtro del arte, y cuando vi los esqueletos de los pinos abrasados los asocié a las imágenes desoladoras de los campos de cruces en Normandía. Quise hacer una intervención con el bosque quemado como un ritual de duelo para expresar mis sentimientos hacia el paisaje desaparecido.

-Desde luego, si el arte sirve para agitar conciencias, usted lo está consiguiendo.

-Cuando empecé a trabajar en la instalación, pensé que podría trascender a la prensa catalana, pero nunca imaginé que daría la vuelta al mundo: The Wall Street Journal publicó una fotografía en portada, y la noticia ha aparecido en 37 medios de EEUU y 10 de Japón. También en China e Irak.

-El cementerio aún no está acabado.

—No, porque el 27 de septiembre me rompí una tibia jugando a fútbol. La acabaré en enero. Me queda añadir una cuarentena de cruces para llegar hasta las 250.

-¿Qué ocurrirá con la instalación?

-Se trata de una intervención efímera que habría de durar hasta que las inclemencias del tiempo la destruyan y la madera se pudra. Me gustaría exportar la idea a algún lugar del mundo donde sea necesario concienciar sobre la deforestación por los incendios intencionados.

-¿Por qué se hizo bombero?

-Era mi sueño de infancia. Y lo hice realidad cuando me di cuenta de que podría compaginar el trabajo de bombero con la creación artística.

-Pero son facetas contrapuestas. El oficio de bombero está apegado a la realidad, mientras que el arte apela a lo espiritual.

-Para mí son complementarias. La dureza de la realidad te hace más fuerte y te da herramientas para expresar con más fuerza lo que quieres decir. Además, el particular horario de los bomberos -lo tenemos concentrado en guardias de 24 horas- me permite disfrutar de tiempo libre.

-Para dedicarlo al arte, claro.

-Sí, hace un par de meses hice un proyecto de arte urbano en varias ciudades palestinas, con bastantes dificultades. Y ahora estoy experimentando en torno a los muros con internos del centro penitenciario de Lledoners. Parte de los trabajos puede verse en mi web: www.marcsellares.cat.