Lluvia negra

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EXPEDICIÓN MALASPINA / 4 de marzo del 2011

LUIS MAURI / Enviado especial a bordo del 'Hespérides'

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Después de tres semanas navegando fuera de ruta en el Índico, en medio de la nada, se agradece que suceda algo que rompa la monotonía, siquiera brevemente. Atención: la monotonía, no las rutinas de trabajo. Estas últimas son esenciales para la misión, tanto desde el punto de vista científico como militar. Las tareas de extracción, procesado, clasificación y almacenamiento de muestras oceánicas funcionan casi en régimen de cadena de producción industrial. Y qué decir del gobierno de la nave: guardias, relevos, máquinas, cocina, lavandería, limpieza¿ todo pautado.

Pero, después de tres semanas, un quiebro a la inercia complace. Hoy, viernes, en el Hespérides no ha habido una, sino dos novedades. La primera, en el ámbito militar. La segunda, en el científico.

Por la mañana, el comandante del buque, Juan Antonio Aguilar, ha condecorado a 18 marinos en una ceremonia oficial: una Encomienda de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, siete cruces al Mérito Naval con distintivo blanco, dos cruces de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, una Cruz de Plata a la Constancia en el Servicio, otra de bronce y seis menciones honoríficas. La dotación, con uniforme blanco completo, ha formado en la cubierta de vuelo bajo una inoportuna lluvia estival (es verano en el hemisferio sur). Aguilar ha impuesto las distinciones a los premiados y ha arengado a toda la tripulación.

La lluvia no era tan inocente como parecía. Las gotas, en su caída, arrastraban partículas del hollín del humo que vomitaban las chimeneas del barco. El efecto sobre los uniformes blancos de los marinos ha sido lamentable. Al término de la ceremonia, en la cámara de oficiales se ha discutido sobre si el uniforme queda mejor lavado en casa o en la tintorería. "“En la lavadora queda perfecto", ha anunciado uno. "Lo hagas como lo hagas, el blanco perla de cuando son nuevos se pierde con las primeras lavadas y nunca se recupera", ha afirmado otro. Varios colegas han suscrito esta última apreciación. Pero uno de los más jóvenes ha disentido: "El blanco perla se recupera. Claro que se recupera. Mi madre no sé cómo lo hace, pero lo consigue".

Por la noche, al término de la asamblea científica de cada día, los investigadores han sorprendido a una colega austriaca, Kerstin Olbrich, que hoy ha cumplido 27 años. Una copa de cava y un trozo de pastel de nata. Y lo mejor: una ampolla de agua del Índico recogida a 4.000 metros de profundidad, con las coordenadas exactas del lugar donde fue recogida. ¡Esto es un regalo exclusivo, no un diseño de Galliano!