Joan Casellas: «Mi suegro me dijo: '¿Sabías que Duchamp estuvo aquí? '»

Con apenas 90 habitantes, Les Escaules no tiene ni siquiera rango de municipio; es, en lenguaje administrativo, una entidad de población. Sin embargo, entre el 18 y el 20 de septiembre esta pequeña localidad del Alt Empordà se transformará en capital internacional del arte de acción o performance. Tamaña mutación tiene mucho que ver con el itinerario vital de Joan Casellas.

-Usted iba para payés, ¿no?

-Vengo de un casa de payés de Teià. Era el mayor de tres hermanos y el que tenía que seguir los pasos del padre, un campesino madrileño. Yo soy Joan Hernández Casellas y estoy muy orgulloso de mi origen campesino, pero adopté el apellido de mi madre porque ella fue la que me apoyó como artista.

-Entró en la Escola Massana [en la foto] en 1974, cuando apenas tenía 14 años.

-Aquí descubrí el mundo. El movimiento conceptual era muy fuerte; Dalí era un protoperformer y Joan Brossa empezaba a ser reconocido. En una de mis primeras acciones numeré con tiza las escaleras de la Biblioteca Nacional de Catalunya y de la Massana.

-En los 80 dio el salto a Estados Unidos.

-En Nueva York hacía esculturas muy grandes pero no sabía cómo guardarlas, transportarlas ni venderlas. Acabé regalándolas o tirándolas y pasé una crisis que me llevó a reflexionar sobre mi papel de artista. A la vuelta a Barcelona conocí a Carles Hac Mor y nos aliamos con otros artistas de acción para montar festivales, revistas y debates.

-¿Cómo pasa del frenesí de Nueva York al paisaje rural de Les Escaules?

-Un día mi suegro, que tiene una casa en Les Escaules, me dijo: «¿Sabías que Duchamp había estado aquí?». Lo había leído en un artículo de Fèlix Fanés publicado en L'Avenç. Yo soy un obseso de este artista, que está considerado como el predecesor del arte de acción y conceptual, y empecé a investigar su relación con Les Escaules.

-¿Y qué demonios se le había perdido allí?

-Mi hipótesis es que fue Dalí quien le llevó. Por allí pasa el río La Muga y hay una cascada de agua caliente, La Caula, que a Duchamp le interesaba en relación con su obra Étant donnés, que es una historia pornográfica muy complicada que implica una lluvia dorada. Existe una foto de Duchamp junto a La Caula fechada en 1965 y cuando se cumplieron 40 años de esta imagen propuse celebrarlo con una actividad artística.

-Fue el inicio del festival La Muga Caula.

-El primer año llamé a Carles Hac Mor y otros amigos. Como no teníamos dinero, la celebración consistió en una excursión y una cena en casa de mi suegro. Este año celebramos la 11ª edición y actuarán 12 artistas. Pero preferimos llamarlo encuentro, más que festival. Los artistas se alojan en casas del pueblo y una de las condiciones sine qua non es que permanezcan los tres días allí, trabajando sobre la naturaleza y conviviendo con la gente local.

-Kubra Khademi, una artista afgana exiliada por sus acciones que denuncian el acoso a la mujer, es una de las invitadas.

-Procuramos invitar a artistas que trabajan en lugares poco propicios para el arte de acción. También está el argelino Kamil Guenatri, que sufre una discapacidad física que solo le permite mover la cabeza.

-Usted ha creado uno de los archivos de arte de acción más completos.

-Soy un fotógrafo compulsivo. Empecé a documentar la performance que se hacía en Catalunya y luego lo amplié a España y Europa. También recopilo cualquier publicación relacionada, así como restos y herramientas usadas en acciones. El Arxiu Aire es el archivo más exhaustivo y está guardado en la masía de mi padre en Teià.

-Así que el señor Hernández, que no quería que su hijo fuera artista, ha terminado alojando en su casa todo el archivo.

-[ríe] Sí, pero ahora lo hace contento.