UNA COMPLEJA INVESTIGACIÓN DE LOS MOSSOS Y LA GUARDIA CIVIL

"Mi hija no tiene papeles: ¿cómo voló?"

Los padres de la niña liberada en Bolivia niegan haber autorizado el viaje de la menor

A la derecha, fachada del edificio de L'Hospitalet dondevive la familia de la niña liberada en la selva boliviana.

A la derecha, fachada del edificio de L'Hospitalet dondevive la familia de la niña liberada en la selva boliviana.

MAYKA NAVARRO
L'HOSPITALET DE LLOBREGAT

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En la estancia principal de la vivienda, un sofá y un somier con un colchón desnudo acompañan a una vieja cómoda desconchada. En la repisa, varias fotos enmarcadas de la hija mayor decoran la tristeza. Aziz, el padre, descuelga de la pared izquierda un marco con tres imágenes de su hija disfrazada con los pelos alborotados y salvajes, unas mallas doradas y la boca roja. «Alguien puede creer que yo voy a regalar mi tesoro, mi hija, a ese medio hombre. Mírela bien. ¿La ha visto? Es el tesoro de mi familia». Y se abraza a las fotos.

En esa humilde casa del barrio de La Florida de L'Hospitalet de Llobregat llevan siete meses llorando en silencio. Desde que el «amable y dulce» vecino de rellano Grobes Morales se llevó a la hija de 10 años a Bolivia no han podido compartir el dolor de la ausencia para no entorpecer las investigaciones. El sábado pasado el hombre, de 35 años y con antecedentes por agresión sexual, fue detenido en un recóndito paraje de la selva en la región boliviana de Cochabamba en compañía de la menor. Aziz y su esposa no son demasiado creyentes, pero suplican a Alá que su hija regrese.

«Ese hombre miente. Nunca firmé una autorización para que mi hija saliera del país. Nunca». Aziz no se sienta. Descalzo, cubre los pies con calcetines, va en chándal, con una camiseta del Barça y una sudadera con capucha que le cubre completamente la cabeza. Habla en voz alta y camina de un lado al otro de la habitación. Parece un animal herido y enjaulado. A su lado, su mujer no suelta de los brazos a su hijo menor de 14 meses. El otro acude al mismo colegio al que iba la mayor.

Una princesa vestida de azul

La madre sí llora, mientras el pequeño interrumpe con sus dedos la caída al vacío de las lágrimas. Ni la fotografía de su hija que publicó el martes este diario, recién liberada en la selva junto a un guardia civil, la tranquiliza. «¿De qué la ha vestido? Le ha puesto en la cabeza un pañuelo», dice la madre, que regresa a la habitación con un puñado de nuevas fotografías. Las últimas de su hija antes de viajar a Bolivia, el día que cumplió 9 años. Se disfrazó de hada madrina, con un precioso vestido azul que le llegaba hasta los pies. Una auténtica princesa.

La niña llegó siendo todavía un bebé a L'Hospitalet con sus padres, desde Tánger, de donde el joven matrimonio salió hace nueve años en busca de un futuro mejor. Después nacieron los otros dos hijos. Siguen en situación irregular. Sin papeles. «Mi hija no tiene papeles, ni pasaporte. No tiene nada. ¿Me puede explicar cómo ese hombre la sacó del país? ¿Ningún policía del aeropuerto se dio cuenta de lo que pasaba?»

A día de hoy esa sigue siendo la parte más oscura de esta dramática historia. Grobes Morales aseguró en Bolivia tras su arresto que tenía permiso de los padres para sacar a la niña del país. El matrimonio marroquí lo niega, y aseguran que es «mentira» que hubieran llegado a un acuerdo para comprar oro en Bolivia, que después venderían en España. Lo que sí es cierto es que la pequeña abandonó el país con el hombre sin levantar sospechas. «No se la llevó secuestrada por la fuerza», asegura una persona al corriente de la investigación.

Las pesquisas siguen bajo secreto. El juez de L'Hospitalet que dirige la investigación está esperando que la menor pueda regresar a España, junto a los dos oficiales del grupo de secuestros de la Guardia Civil que se trasladaron a Bolivia a trabajar con la policía boliviana. Queda por ver qué pasa con el detenido. La unidad central de secuestros de los Mossos d'Esquadra espera poder interrogarlo. Sus miembros han llevado el peso de la investigación tras la denuncia por desaparición que presentaron los padres. Y son los que acabarán por determinar, con el juez y una fiscala, hasta dónde llega la responsabilidad de los padres en ese viaje a Bolivia.

«Yo estoy dispuesto a asumir mi parte de culpa» ¿Cuál es su culpa? ¿Qué hizo? ¿La dejó ir a Bolivia? «Hasta que mi hija no esté aquí es mejor no decir nada. Mi único pecado fue confiar en ese hombre».

En Cochabamba la investigación continúa. La policía ha detenido también a la madre del raptor, acusada de dar cobertura a su hijo en el secuestro. El fiscal de la región quiere que el secuestrador sea juzgado y condenado en su país. Está acusado de los delitos de trata de blanca y abusos sexuales.

La niña permanece ingresada en un centro de menores. «Se encuentra bien», relató anoche el coronel boliviano Remy Ampuero. «Ayer me dijo que quería ver a su mamá. Es una buena señal», explica al otro lado del teléfono el responsable del dispositivo en Cochabamba. La menor necesitará ayuda. Los últimos meses en la selva han sido especialmente duros para ella, por el clima, los insectos y las duras condiciones. «El hombre se convirtió en su protector. Demasiados días juntos. La pequeña sufre ahora síndrome de Estocolmo, pero se curará».