Golpe policial a la principal familia de mayoristas de heroína de Catalunya

Dos mossos examinan una de las tabletas de heroína incautadas en Banyeres del Penedès.

Dos mossos examinan una de las tabletas de heroína incautadas en Banyeres del Penedès.

MAYKA NAVARRO / BARCELONA

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Hace dos semanas que cuesta encontrar heroína en la provincia de Tarragona. El desabastecimiento es de tal magnitud que algunos traficantes se están moviendo por el área metropolitana de Barcelona en busca de material para los toxicómanos del sur de Catalunya. ¿La razón? Los 35 kilos de heroína que el pasado día 16 se incautaron los Mossos d'Esqua-dra en Banyeres del Penedès. El alijo es enorme tratándose de heroína. Recordar un dato ayuda a entender la relevancia de esta operación policial: el año pasado todas los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado se incautaron de 291 kilos de heroína. Estos 35 kilos de heroína marrón de una pureza que podría alcanzar el 25% son la mayor cantidad aprehendida en España este año. Y suponen un récord para la policía catalana.

Con el golpe asestado, los Mossos se han llevado por delante al mayor distribuidor de heroína de Catalunya. Una familia numerosa de origen marroquí con las funciones perfectamente repartidas y que abastecía a los traficantes de un material de extraordinaria calidad. La investigación, que continúa abierta y ha estado coordinada por el titular del Juzgado número 2 de El Vendrell, ya suma 36 detenidos. Una veintena han ingresado en prisión.

SEGUIMIENTOS Y ESCUCHAS / Esta ha sido una investigación de manual. De esas pesquisas que empiezan desde bien abajo y que requieren horas y horas de vigilancias y escuchas telefónicas hasta que los investigadores tienen la suerte y astucia de interceptar la llegada de un cargamento de estas características.

Fue la unidad de investigación de la comisaría de El Vendrell la que empezó a vigilar un puesto de venta de heroína que funcionaba las 24 horas y que tenía un trajín de compradores desproporcionado. Al frente del chiringuito, una familia marroquí.  Y la clave de su éxito, la calidad del material. «Normalmente la heroína que llega hasta el consumidor tiene un porcentaje de pureza del 3%, aunque puede llegar al 1%. Esta familia la vendía con una pureza del 9% y hasta del 11%, sin subir el precio», cuenta el subinspector Eduard Vicens, responsable de la Unitat Territorial d'Investigació de Tarragona.

Se trataba de descubrir quién estaba proporcionando heroína a esa familia. Una anécdota. En alguna ocasión llegaron a devolver partidas de heroína porque descubrieron que estaba demasiado manipulada. Tenían tal volumen de negocio que, además de las ventas a los toxicómanos, comercializaban cantidades más grandes a otros traficantes que viajan desde Sitges o Móra d'Ebre para comprarles a ellos.

AYUDAS DE LA GENERALITAT / Las vigilancias permitieron entonces llegar hasta otra familia marroquí asentada en L'Arboç (Baix Penedès). Un entramado de hermanos y cuñados, maridos y mujeres con unos roles muy determinados y con una apariencia de vida extremadamente modesta y austera controlaba desde hacía como mínimo dos años las principales importaciones de heroína a Catalunya, procedente de Alemania.

Todos estaban en el paro y cobraban ayudas sociales de la Generalitat para tirar adelante, además de recibir asistencia de los servicios sociales del ayuntamiento. Y es que a pesar del gran volumen de dinero que llegaban a mover ni un solo euro se quedaba en casa. Todo el dinero se trasladaba semanalmente a Marruecos en un coche con un habitáculo preparado para ocultar billetes. En Alhucemas, la familia blanqueaba las ganancias del tráfico de drogas comprando terrenos y construyendo casas a las que esperaban trasladarse a vivir algún día. Pero en Catalunya se hacían pasar por familias sin recursos. Una coartada perfecta.

Otros miembros del grupo tenían la misión de viajar hasta Holanda a comprar la mercancía. Iban y venían en una furgoneta destartalada en cuyo interior guardaban chatarra y material de desecho.

La heroína llega desde Afganistán o Pakistán hasta Alemania, donde los grandes traficantes turcos tienen los principales almacenes de heroína que abastecen al mercado europeo. Parte se traslada a Holanda. De allí viajaron en tabletas y en el interior de una maleta los 35 kilos intervenidos por los Mossos d'Esquadra.

La operación da por buenas las palabras del inspector jefe de la Policía Nacional, Enrique Juárez: «La heroína sigue aquí, amenazante, no hay que bajar nunca la guardia». Sabe muy bien lo que dice, lleva 20 años incautando alijos de heroína. Anoche se alegró por los Mossos: «Menudo golpe han dado, sí señor».