MALES POCO RECONOCIDOS

Dolor incomprendido

La ausencia de marcadores biológicos que midan la fibromialgia nutre la disparidad de criterios entre los médicos que deben tratarla

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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El reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) -en 1992- de que existen criterios médicos que permiten diagnosticar una fibromialgia, y la defensa de la Asociación Americana de Reumatología, o su homóloga española, de esa misma posición, no han modificado la reticencia de un significativo número de reumatólogos, inmunólogos y médicos internistas a aceptar que quienes relatan esa variada coincidencia de síntomas sufren una enfermedad concreta. Todos admiten que esos pacientes -20 mujeres por cada hombre afectado- están sumidos en un importante sufrimiento, pero dividen sus opiniones al fijar la gravedad y definición de lo que sufren: para unos, se trata un cúmulo de alteraciones que somatizan -trasladan al cuerpo físico- un malestar psíquico consecuencia de una situación vital insuperable. Otros, incluida la Conselleria de Salut, lo describen como una enfermedad específica que, como tal, hay que atender, ya sean los médicos de familia en los CAP o los hospitales.

En Catalunya sufren fibromialgia unas 200.000 personas, de las que una mayoría relatan también periodos de fatiga intensa. Cuando esta es permanente, se define como fatiga crónica. Los pacientes son atendidos en unidades de los hospitales del Mar, Clínic y Vall d'Hebron, en Barcelona, y Santa Maria, de Lleida.

No existen marcadores biológicos susceptibles de definir la gravedad o evolución de una fibromialgia, ni una analítica de sangre ni una imagen diagnóstica identifican sus lesiones -otro factor de reticencia entre algunos médicos-, pero sí están perfectamente definidos los síntomas que reconocen la dolencia. "Sea cual sea la opinión de los médicos, las pacientes sufren un cuadro clínico evidente y coincidente entre ellas -afirma Jordi Carbonell, reumatólogo del Hospital del Mar, fundador de su unidad de fibromialgia en el 2007-. Sufren dolor crónico en los cuatro cuadrantes del cuerpo, tomando como eje el ombligo, y ese malestar, que no se atribuye a ninguna otra enfermedad, se prolonga más de seis meses consecutivos". 

ROCE DOLOROSO

A este primer signo diagnóstico se añade un dato que también relatan todas las afectadas: a la más mínima presión o roce sobre determinada zonas de la superficie corporal sienten un dolor desproporcionado para el que no se halla justificación patológica. Se denomina alodinia. También tienen dificultad para dormir, ansiedad, imposibilidad de descansar, depresión incipiente, pérdida de memoria y dificultad de concentración. Inflamación en los ganglios cervicales -en quienes sufren fatiga- completan esos síntomas. "La fibromialgia suele ir precedida de periodos prolongados de fuerte estrés psicológico, que afecta a personas ansiosas -prosigue Carbonell-. También es frecuente que sufran el síndrome del colon irritable". La fibromialgia no dispone de tratamiento específico, salvo los analgésicos, y se la considera incurable.

"Ese cuadro médico describe a una persona con problemas psíquicos que la desbordan, más que una enfermedad concreta", afirma un reumatólogo -que rehúsa ser citado- de un hospital catalán que no tiene servicio de fibromialgia. "La comunidad médica debería ser sensible y aceptar que se trata de un problema de salud real, que existe y que hay que abordar, lo llamemos como lo llamemos", indica Carbonell.