EL FUTURO DE UN ESPECTÁCULO

La custodia de las bestias

El circo y los animalistas tratan de persuadir a la comisión parlamentaria que estudia prohibir los animales bajo las carpas

Bajo el foco 8Espectáculo con elefantes de la familia Cassely durante una función del Circo Bouglione, en París, el viernes pasado.

Bajo el foco 8Espectáculo con elefantes de la familia Cassely durante una función del Circo Bouglione, en París, el viernes pasado.

VÍCTOR VARGAS LLAMAS
BARCELONA

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La decisión sobre su futuro está en manos de otra fauna. Una de traje y corbata, que se desenvuelve en un hábitat de rigor y protocolo, lejos de la arena de la pista, de los barrotes de las jaulas, de la realidad cotidiana del circo. Una distancia que los miembros de la comisión parlamentaria que debe decidir sobre el veto de la presencia de animales en los espectáculos circenses trató de acortar dando voz a partidarios y detractores de la iniciativa. Y como si de una ruptura matrimonial se tratara, sin voz ni voto para los grandes afectados, unos y otros pugnan para decidir sobre su custodia. Si gana el circo, seguirán en el hogar paterno.Si los animalistas, emancipación garantizada.

Esta semana fue el turno de los animalistas, que defendieron sin fisuras que el circo no puede reproducir las condiciones de vida apropiadas para moradores no humanos. Lo hizo la bióloga Carmen Maté, al incidir en sus «largos confinamientos», cuidados inapropiados, «espacios insuficientes» y el impacto que sufren en los espectáculos, con aglomeraciones de personas, luces deslumbrantes y sonidos estridentes. Todo ello se revela en parámetros constatables, como «pérdida de peso y agresividad».

Y en la estereotipia, los movimientos repetitivos que aparecen con la patología del estrés crónico, «por no poder vivir como necesita su especie», según relató Luis Flores, veterinario de fauna salvaje. «Su vida está ligada a un contrato de sufrimiento vitalicio», añadió el etólogo Jaume Vidal.

El doctor en veterinaria Jaume Fatjó recordó el beneficio de perros guía y de los que buscan explosivos, pero cuestionó cuál era en el circo, más allá del «entretenimiento subjetivo» del espectador. Un fin para el que debe desarrollarse un adiestramiento que el etólogo Jordi Casamitjana definió como «antinatural», rebatiendo los argumentos del circo, que sostiene que los animales disfrutan en el proceso. «Reaccionan por coacción extrema», zanjó.

Transparencia

El sector animalista consideró «económicamente inasumible» una estructura de controles continuados a las empresas circenses. Y Anna Mulà, de la Comisión de protección de los derechos de los animales del Colegio de Abogados de Barcelona, subrayó el «fracaso» para el bienestar animal constatado en los intentos de regulación de países como Alemania o Inglaterra.Maté alertó de la tentación de caer en el «antroponcentrismo» para pedir que las garantías de confort alcancen a todas las especies.

Por parte del sector del circo, el biólogo Immanuel Birmelin expuso que las pruebas realizadas a leones en libertad y a otros en cautividad desplazados de Mónaco a Alemania, demostraron niveles casi idénticos de cortisol, lo que evidencia «un estrés muy similar». Y Helmut Grosscurth, de la Asociación Europea del Circo, dijo que las malas prácticas son aisladas, al defender la plena «transparencia» de un sector «que abre las carpas al público 24 horas al día».

Comparecencias que completaban las de dos semanas atrás con otros representantes del gremio, que pidieron preservar la tradición y garantizar el bienestar animal con más normativas. Y si se da la peor situación, reclamaron evitar agravios. «Hagamos una regulación tan severa como haga falta, pero si prohibimos los animales, que sea en todos los escenarios: zoos, hípicas...», dijo Enys Faggioni, del Gran Circo Americano.

Veto o regulación. Exclusión de todos los animales o solo los salvajes. Esa parece la única duda de CiU, PSC e ICV-EUiA para acabar de definir su postura sobre la proposición de ley. Un dilema que no afecta a ERC y las CUP, que no desean distingos en el veto, ni a PP y Ciutadans, la única fauna política que espera seguir viendo todo tipo de animales bajo las carpas.