"Me fui por ese problema, que era superior a mis fuerzas"

A. E. , exprofesor de los Maristas, el pasado mes de febrero.

A. E. , exprofesor de los Maristas, el pasado mes de febrero. / periodico

GUILLEM SÁNCHEZ / J. G. ALBALAT / BARCELONA

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Tres exalumnos del colegio de los Maristas de La Immaculada, en el Eixample, relataron a EL PERIÓDICO los abusos sexuales a los que supuestamente sometió A. E. el que fuera su exprofesor. Los llamaba a su mesa y allí les manoseaba los genitales, protegido de la vista de los demás alumnos por el panel frontal. Este diario localizó a A. E. el pasado febrero y lo entrevistó.

-¿Usted fue profesor del colegio de los Maristas del Eixample? No lo sé. Puede ser, sí.

–¿Entre 1975 y 1993? Sí, más o menos.

-¿Se marchó porque tuvo problemas en el centro? Bueno, sí.

–Hemos hablado con tres hombres que fueron sus alumnos en años distintos y aseguran que los llamaba a su mesa y allí les hacía tocamientos en los genitales. ¿Es eso cierto? Oiga, mire, me estoy sintiendo muy mal.

–Ellos dicen que usted les tocaba los genitales durante la clase, cuando los llamaba a su mesa. ¿Es cierto? No sé, puede ser, a alguno puede ser, cuando venían a mi mesa a consultar, no sé... A alguno, sí. Por eso me fui. Yo lo dejé todo. Ahora que ha salido todo esto de lo de los Maristas y eso, pues hace unos días que voy pensando, ¿qué habrá pasado? No sé cómo explicárselo.¿Ustedes todo esto por qué lo preguntan?

–Porque hay tres personas, antiguos alumnos, que dicen que sufrieron tocamientos… Eso pasó hace mucho tiempo. Y si ahora lo vuelven a sacar... Lo pasé entonces muy mal.

–¿Lo pasó muy mal? ¿Sentía algún sufrimiento interno? Como pasó una cosa de esas, yo dije que no quería seguir con alumnos y me fui.

–¿Entonces no le echaron del centro? No. Me fui voluntariamente.

–¿Voluntariamente? Sí, me fui por ese problema, que era superior a mis fuerzas. Si mi manera de ser es así, pues lo dejo.

–¿Ese problema que usted dice que era superior a sus fuerzas era la atracción que sentía hacia los menores? No sé, sí, una especie de atracción.  Pero como vi que aquello, sin hacer nada, era una cosa que a algún padre le podía parecer eso... pues lo dejé estar.

–Esa atracción por los menores, ¿de qué forma la desarrollaba usted, con besos, caricias, tocamientos? De ninguna manera. Yo intentaba no hacer nada y no sé. Lo dejé todo porque ya no quería saber nada de nada, no quería seguir en la enseñanza.

–Cuando se fue de los Maristas, ¿siguió dando clases? No, no. No he dado más clases.

(…)

–¿Quiere decir que era consciente de que si seguía en la enseñanza podía poner en riesgo la integridad de los menores? Sí, al principio. Fui consciente cuando pasó un caso de esos con un menor, pero no fue nada especial. Yo no creía que hubiera hecho nada, pero un padre se quejó, bueno, dijo que había habido algún tocamiento y eso. Pero yo no consideraba que eso fuera un tocamiento.