ANTONIO GIMENO

El buen empresario

Un cáncer cambió la mentalidad del hombre que ha cedido pisos para alquiler social en L'Alcúdia.

Antonio Gimeno, ayer en el edificio que ha cedido, en L'Alcúdia.

Antonio Gimeno, ayer en el edificio que ha cedido, en L'Alcúdia.

LAURA L. DAVID
L'ALCÚDIA

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Antonio Gimeno, afincado en Madrid pero con raíces castellonenses y murcianas, tiene 48 años y lleva casi 30 construyendopisos, principalmente de protección oficial en la costa valenciana. Casado y con seis hijos, es un tipo discreto, delgado, que habla bajito. Declina dar el nombre de su empresa porque, asegura, no busca la fama. «Esta es una pequeña iniciativaque no resuelve nada, quizá solo el problema de 25 familias y de manera temporal. Ojalá se sumara mucha gente más», dice el promotor, antaño de vida ajetreada entre despachos oficiales y oficinas bancarias. En la primavera del 2010 una grave enfermedad le hizo tomarse las cosas con más calma: se quitó la careta de los negocios y se dio cuenta de que, a pesar de que su promotora estaba vendiendo muchos menos pisos que antes, no podía quejarse.

Hace año y medio sufrió un cáncer y, tras más de tres meses hospitalizado, pasó por una larga recuperación para volver a aprender a escribir, leer y caminar. «A partir de ese momento tuve más tiempo para pensar y para digerir otro punto de vista: vi que teníamos demasiadas cosas, mientras quehay muchísima gente pasándolo mal. Me pregunté qué podía hacer yo, desde mi trabajo, qué sentido tenía que hubiera familias malviviendo con 500 euros al mes mientras se les pedía casi lo mismo decuota de hipoteca», asegura.

Formación y ocupación

En esos meses, recibió visitas de muchos amigos, también de algunos a los que hacía tiempo había perdido la pista. Como Carlos García, abogado al que conocía desde la infancia y con quien había roto la relación 15 años atrás, precisamente por la compraventa de unavivienda. En verano se les ocurrió que podrían trabajar desde una fundación sin ánimo de lucro y se pusieron a perfilar la idea. Ahora García es el director de la fundaciónToda Ayuda, de la que Gimeno es presidente y a través de la cual quieren impulsar también la formación, mediante becas para niños y jóvenes, y la ocupación. Porque, dicen, más que la vivienda, «nuestroproblema principal es el paro».

Aun así, Gimeno devuelve la conversación al ladrillo: «No puede ser que haya gente que se está quedando en la calle mientras hay pisos desocupados». «Tenemos que encontrar la vía de encuentro para que estas personas se reincorporen a la sociedad y esto sirva para generar de nuevo riqueza», reflexiona. Su idea dereactivación de la economíaes tan simple que sonroja, y sorprende todavía más cuando viene de uno de los actores que contribuyeron a inflar la burbuja inmobiliaria.

¿Un promotor filántropo? Dice Antonio que «ahora no tiene sentido buscar culpables», porque «ya lo estamos pagando todos, cada día». Aunque, de alguna manera, entona el mea culpa: «En las grandes ciudades, la solución es bajar elprecio de la viviendaporque es desorbitado, pero es verdad que hay promociones ejecutadas en pueblos que no tiene sentido haberlas hecho, porque no hay mercado». Por eso cree que lo mejor es construir soluciones colectivas, desde organizaciones sin ánimo de lucro. Con los ayuntamientos, con las constructoras, también con losbancos. Él da por perdido el millón y medio de euros que invirtió en construir la promoción de L'Alcúdia y asegura que las gestiones valdrán la pena, porque el beneficio que se obtenga al final de la venta de los pisos revertirá en obra social.

Su idea es ceder otra de sus promociones, un edificio de 40 viviendas terminado al 90% en Vinarós (Castellón), a principios del 2013. Y seguir construyendo, pero a un precio «razonable». Está convencido de que vender casas a un precio que la gente pueda pagar seguirá siendo rentable.