La gestión de la inmigración

26.000 extranjeros pasaron por los CIE de España en el 2010

Una mujer se dirige a la entrada del centro de internamiento de extranjeros de la Zona Franca, el pasado viernes.

Una mujer se dirige a la entrada del centro de internamiento de extranjeros de la Zona Franca, el pasado viernes.

TONI SUST / MARIA JESÚS IBÁÑEZ
BARCELONA

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Según el informe de Mireogrup, una red euroafricana de entidades sociales que trabajan con inmigrantes, más de 26.000 simpapeles estuvieron en alguno de los nueve centros de internamiento de extranjeros (CIE) que hay en España en el 2010. Solo en Barcelona, por el CIE de la Zona Franca, ese año pasaron 1.742 foráneos. Según abogados y entidades sociales, la mayoría eran personas que no habían delinquido, capturados en redadas.

LOS NÚMEROS DE BCN

1.742 internos; 561 de ellos quedaron libres

Una de las críticas a los CIE es el hecho de que una proporción muy significativa de sus internos no llegan a ser expulsados porque al cabo pueden demostrar su arraigo. Es decir, que hay muchos internamientos innecesarios. Según la fiscalía de extranjería de Barcelona, en el 2010 un total de 1.742 pasaron por el centro de la Zona Franca. De ellos, 561 internos acabaron evitando la expulsión, es decir, el 33% del total. Según la fiscalía, por nacionalidad, la mayoría de los internos eran marroquís (547), seguidos en número por los argelinos (351) y los bolivianos (106).

LA REFORMA Y EL PERIODO

Una estancia media de 24 días en el centro

Según la misma fuente, los internos en Barcelona en el 2010 estuvieron de media 24,3 días en el CIE. Eso supone casi un tercio del periodo máximo previsto desde 2009, cuando este pasó de 40 a 60 días. La fiscalía criticó en julio la ampliación a la vista del dato citado inicialmente. El fiscal Fernando Rodríguez Rey, encargado de extranjería, considero probado que no tenía sentido ampliar el tiempo máximo previsto par a decretar la expulsión o volver a poner en libertad a los foráneos.

EL PERFIL DEL INTERNO

Hombre, de 20 a 45 y en entorno urbano

No resulta fácil separar estadísticamente con toda precisión a los internos de los CIE que han delinquido de los que fueron detenidos en situación irregular pero tan solo eran responsables de una falta administrativa. Se trata de dos colectivos que son mezclados sin miramientos en la actualidad. Según Sergi Santacana, abogado especialista en extranjería que atiende habitualmente a internos del CIE, el perfil medio responde al de un hombre de entre 20 y 45 años, «la mayoría con trabajo y de nacionalidades diversas». No hay mujeres, porque en la Zona Franca solo hay hombres, con la excepción de algunas estancias puntuales de prostitutas en espera de ser trasladadas a otro CIE.

Santacana coincide con la abogada Olga Hernández, presidenta de la Associació Catalana de Professionals de l'Estrangeria, quien también subraya que la gran mayoría de los internos de la Zona Franca «son detenidos en redadas en la plaza de Catalunya». Para Hernández, la «mala suerte» influye, pero probablemente lo haga más la apariencia: según la abogada y según muchos otros observadores, las detenciones están orientadas por el aspecto de extranjero: piel oscura. Ella afirma que la mayoría de los interceptados son trabajadores en parte porque muchas de las redadas se hacen en horas de ida o vuelta del trabajo, a menudo en medios de transporte público y en ocasiones en aeropuertos: «Antes lo hacían, buscando a familiares que esperaban a otros».

Santacana indica un porcentaje: «El 90% de las personas del centro a las que ha atendido como letrado son trabajadores». Los que tienen antecedentes, remacha, «son la minoría». La procedencia de los internos «es de lo más arbitrario, depende de las épocas y los controles que haga la policía». A veces, sostiene sumándose a otras denuncias similares, la explicación «obedece a un criterio tan simple como la programación de vuelos de expatriación». Hay avión a Marruecos, se detienen marroquís. Santacana ofrece datos de la vida en el centro: «La vida es sobre todo aburrida. Las posibilidades de ocio son mínimas».