El aliño de la sopa

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EXPEDICIÓN MALASPINA / 16 de febrero del 2011

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LUIS MAURI

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 Con un pequeño trago inesperado de agua en la playa se cuelan en el cuerpo un sinfín de microorganismos vivos, tal como consignaba la crónica anterior de la Expedición Malaspina. Un breve apunte de recuerdo: en tres mililitros de agua marina nadan tres millones de bacterias, 30 millones de virus y una cantidad considerable de vegetales (fitoplancton) y micromarisco(zooplancton).

Pero eso no es todo. Ni mucho menos.

Esa salada cucharadita de sopa fría marinera lleva además su aliño. Un completo aderezo de contaminantes orgánicos e inorgánicos, muchísimo más concentrado en las aguas costeras que en mar abierto. En el más suave de los casos, para tres mililitros de líquido, el indeseable aliño está compuesto por no menos de 60.000 millones de moléculas de elementos contaminantes, lo que supone una masa de tres billonésimas partes de un gramo.

“No hay que preocuparse por un trago accidental, pero sí por la concentración y el impacto global de los contaminantes en los océanos”, precisa el investigador barcelonés del CSIC Jordi Dachs, de 41 años, que encabeza la expedición científica que surca las aguas del Índico a bordo delHespérides.

Hasta pleno océano solo llegan los contaminantes persistentes, los que resisten décadas y décadas sin degradarse. El equipo de Dachs se centra, aunque no de forma exclusiva, en el estudio de los contaminantes orgánicos persistentes (POP, en sus siglas en inglés) y de su comportamiento y efectos en el mar. Lo hace a partir del análisis de la concentración de POP en el fitoplancton, el primer eslabón de la cadena alimentaria marina. En cada eslabón siguiente, la concentración de contaminantes progresa de forma geométrica. El salto proporcionalmente más descomunal se produce en el fitoplancton, donde la concentración de POP es entre 10.000 y 10 millones de veces superior a la del agua. A partir de aquí, en cada eslabón superior, la dosis de POP aumenta entre tres y cinco veces respecto al anterior.

De los aproximadamente 2.000 elementos contaminantes orgánicos que pueden encontrarse en el mar, algo más de la mitad son persistentes. Llegan a los océanos transportados por la atmósfera. Entre ellos, destacan los hidrocarburos (automoción, industrias, pesticidas agrícolas), las dioxinas (generadas en procesos de combustión incontrolados), los PCB (bifenilos policlorados, utilizados en aceites industriales hasta su prohibición, hace 30 años) y los PBDE (éteres de bifenil polibromados, usados para ignifugar equipos electrónicos, moquetas, tapicerías, cortinas y otros productos, de donde emanan permanentemente a la atmósfera).

El fitoplancton ejerce una importantísima función de bomba biológica: contribuye a aprisionar en los abismos oceánicos una parte del CO2que se emite a la atmósfera. De ahí la importancia de saber cómo afectan los POP al fitoplancton. ¿Pueden los contaminantes persistentes desactivar o entorpecer la bomba biológica? A esta y muchas otras preguntas buscan respuestas los científicos de la Expedición Malaspina.