SALUD

El mosquito tigre inicia su etapa dañina tras un verano de calma

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ
EL PRAT DE LLOBREGAT

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Tras un verano de relativa tranquilidad -al menos, así se desprendía hasta ahora de las quejas formuladas por los ciudadanos-, el mosquito tigre vuelve en septiembre al ataque. El insecto entra estos días en el periodo de mayor actividad biológica y eso, sumado a la llegada a casa tras las vacaciones, ha hecho que el número de incidencias haya crecido de forma importante en apenas una semana.

De hecho, los biólogos que siguen las evoluciones del insecto, detectado por primera vez en Catalunya hace ya seis años, tienen comprobado que es en este mes cuando el molesto Aedes albopictus alcanza su momento álgido, «tanto desde el punto de vista biológico como desde el sociológico», afirma Roger Eritja, codirector del Servei de Control de Mosquits del Baix Llobregat.

«Desde finales de agosto y hasta bien entrado el mes de octubre las densidades de mosquitos tigre llegan a sus máximos», explica Eritja. El año pasado, el mosquito tigre había alcanzado a 119 poblaciones de Barcelona, Girona y Tarragona, en una expansión ascendente que, según el experto, «no tardará mucho tiempo en afectar probablemente también a Lleida». Con todo, habrá que esperar hasta el año próximo para saber cómo se ha expandido el insecto durante este 2010, una vez las administraciones implicadas, Generalitat y ayuntamientos, hayan recopilado toda la información recogida sobre la progresión de la plaga.

FRICCIONES ENTRE VECINOS / «Hemos llegado a un punto en que la mayoría de la población ya conoce qué es el mosquito tigre y sabe cómo combatirlo», agrega el codirector del servicio con sede en El Prat de Llobregat. Ahora, el problema está adoptando un cariz más espinoso: el sociológico. La presencia del mosquito tigre ha llegado a desencadenar problemas de convivencia entre vecinos, sobre todo, allí donde hay alguna vivienda deshabitada.

Y es que los focos de mosquitos tigre que se forman en esos lugares son difícilmente erradicables, ya que las administraciones públicas no pueden acceder al interior de las casas sin el permiso del propietario, lo que provoca que, mientras tanto, los residentes más próximos sufran las molestias. Biólogos y entomólogos han contactado ya con expertos en psicología social para afrontar estas cuestiones.

De momento, las campañas de organismos como el Consell Comarcal del Baix Llobregat insisten en seguir prestando atención a las aguas estancadas, por pequeñas que sean. «Hay que renovar el contenido de jarrones o peceras dos veces por semana y retirar el agua acumulada bajo los tiestos de plantas para evitar que críen las larvas, que son acuáticas», dice Eritja. Además los técnicos del servicio calculan que este año, solo en el Baix Llobregat, se habrán tratado más de 125.000 imbornales con plaguicidas biológicos frente a los 80.000 del año pasado. También se distribuyen folletos informativos por las casas y se realizan campañas escolares para implicar a los niños en la lucha contra el mosquito.