SERVICIO SOLIDARIO

Psicoanálisis 'low cost'

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fsendra39513615 kait170807120026 / ELISENDA PONS

Àngels Gallardo / Barcelona

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Una psicoanalista argentina que llegó a Barcelona en los años 70, huyendo de la dictadura, se solidarizó 25 años después con los miles de compatriotas que empezaron a venir a Catalunya escapando de un caos causado por el ‘corralito’ financiero. Eran personas empobrecidas, deprimidas y desarraigadas que traían consigo un hábito, generalizado allí, con el que aquí se solía caricaturizar a los argentinos: “todos eran muy usadores del psicoanálisis, y tenían problemas”, recuerda Laura Kait, aquella psicoanalista, que se propuso ayudarles.

“Fui preguntando a mis colegas a cuántas personas podrían atender a cambio de cobrarles lo que el analizado pudiera pagar, incluso si ese algo eran cinco euros”, recuerda Kait. Era el 2002. Así surgió la red Umbral de asistencia ‘Psi’ que, 15 años después se ha consolidado como un reconocido recurso de psicoanálisis freudiano para personas con economía en crisis, que atienden 125 profesionales a cambio de unos honorarios accesibles y adaptables. Umbral, que mantiene las características del análisis freudiano, y puede atender en ocho idiomas distintos, ha proporcionado ayuda a cerca de 2.500 individuos que durante un año se comprometieron a analizarse una vez por semana.

El psicoanálisis freudiano es un viaje hablado hasta el inconsciente que exige sesiones semanales 

El psicoanálisis, técnica psíquica de introspección en la que el profesional acompaña al analizado en un viaje hablado hacia el inconsciente que, como en todos los individuos, dirige su vida, exige tiempo y recurrencia entre las sesiones. Como mínimo, son semanales. Un psicoanalista percibe entre 50 y 60, o más, euros por sesión, una cuota inalcanzable para los usuarios de Umbral.

Ni a la pública, ni a la privada

La red Umbral (www.umbral-red.org) ha crecido al auspicio de dos realidades que el tiempo no altera: acceder a los servicios de salud mental públicos, que ofrecen sesiones de psicoterapia cognitivo conductual, es difícil. Pagar una terapia psíquica privada aún es más difícil para un amplio sector social. En la sanidad pública, las listas de esperas son largas y las terapias cortas –15 o 20 minutos- y espaciadas –cada mes y medio aproximadamente-, una situación que, con gran frecuencia, conduce a una receta de psicofármacos.

“Un 20% de las personas que se analizan en Umbral han sido derivadas por un psicólogo o una asistente social de la sanidad pública”, asegura Verónica Bogao, psicoanalista que se encarga de distribuir entre los miembros de la red a quien acude por primera vez.

Las características de Umbral implican un estricto control al admitir a los psicoanalistas que la atienden, que deben acreditar un mínimo de cinco años de ejercicio. “No es un lugar para quien está en prácticas y no tiene experiencia –advierte Kait-. Aquí habán de atender a personas en situaciones muy duras”.

Solidaridad, no caridad

El aspecto del precio que cobran por cada sesión es parte esencial de lo que definen como la “ética del psicoanálisis”, indica Bogao. “Les explicamos que tenemos unos honorarios de referencia, de 35 euros por sesión [casi un 50% del precio habitual]: quien puede dar más, da más, y quien menos, menos –explica Bogao-. No mienten. La gente viene aquí y habla de sí misma. Su realidad surgirá en el análisis”.

El precio que se está en disposición de pagar por una sesión de psicoanálisis forma parte de la relación de cada individuo con el valor de las cosas, explican. “El dinero es un síntoma: lo que no se paga con dinero se paga con síntomas, con el cuerpo –indica Kait-. Ofrecemos un trabajo solidario, no caritativo. La caridad siempre deja en deuda a quien la recibe, tiene un origen religioso. Le persona analizada no queda en deuda con nosotros, paga lo que puede y a cambio se responsabiliza y trabaja”.

Vendiendo hamburguesas

Lejos de dar con personas que intentaran estafar su planteamiento, se encuentran con todo lo contrario. Incluso les muestran su declaración de la renta. “Acaba de telefonearme una mujer que pide hacer análisis –explica Kait-. Lo primero que ha hecho es describirme su economía: gana un sueldo de 700 euros, paga 400 de alquiler y me proponía dedicar 150 al mes a las sesiones". "¿De qué vas a comer?, le he dicho”.

"La pecariedad define la demanda: son personas que han estudiado y pueden estar vendiendo hamburguesas"

La crisis económica ha llevado hasta Umbral un perfil de paciente que, coinciden las psicoanalistas, era inexistente hace 20 años. “La precariedad define la demanda –explica Kait-. Son personas que han estudiado muchísimo y pueden estar vendiendo hamburguesas. No tienen dinero para salir de la casa de la madre, no consiguen autonomía, o comparten piso y tienen 40 años”. “Sufren angustia, una enorme incertidumbre frente al futuro, y, lo peor, no ven cómo superar la dificultad para encontrar un lugar donde vivir, una casa, para desde ahí proyectarse y tener, tal vez, un hijo –añade Bogao-. ¡Uno!, porque dos ya es la utopía. Estamos en un momento de gran desamparo general: eso es la precariedad”.