Los médicos discrepan sobre la efectividad de la homeopatía

En la sección de homeópatas del Col·legi de Metges de Barcelona hay inscritos 250 licenciados que trabajan a diario con esta medicina alternativa, que muchos otros doctores cuestionan. Francia y Alemania la reconocen en su sistema público de salud

TRATAMIENTO HOMEOPÁTICOEl doctor Antonio Ortega pasa visita en su consulta ubicada en el distrito barcelonés de Nou Barris.

TRATAMIENTO HOMEOPÁTICOEl doctor Antonio Ortega pasa visita en su consulta ubicada en el distrito barcelonés de Nou Barris.

Carme
ESCALES

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La reacción alérgica con edema de glotis que le causó una inyección contra el dolor de espalda fue el detonante que llevó a Guillem González a cuestionarse la repercusión de los medicamentos. «Fue el primer toque de atención», resume González, que a partir de aquel momento, y a través de una amiga especialista en nutrición, entró en contacto con las terapias naturales y alternativas a la medicina convencional. Entre todo lo que descubrió estaba la homeopatía. «Poder mejorar al paciente sin utilizar la química, eso en nuestro país no se valora como en otros países de Europa como Francia, Gran Bretaña y Alemania», señala el ahora presidente de la Sección de Médicos Homeópatas del Col·legi Oficial de Metges de Barcelona, en el que hay inscritos 250 profesionales que a diario utilizan los métodos homeopáticos para ejercer la medicina en consultas privadas.

Personas asmáticas, alérgicas o reumáticas acuden a ellos, en muchas ocasiones por la recomendación de otros pacientes que han encontrado en la homeopatía la mejora que la medicación con fármacos convencionales no les daba. «Un paciente con espondilitis anquilosante -una forma de artritis que afecta a las articulaciones de la columna vertebral- al que yo trataba con butazolidina y acupuntura no acababa de responder bien al tratamiento. Sus constantes recaídas hicieron que lo dejara de ver. Y a los cinco meses me lo encontré casualmente por la calle y me contó que al final había ido a ver a un homeópata, que le había dado unas bolitas con las que sí notó mejoría y pudo ir dejando la butazolidina. Excepto alguna pequeña molestia, prácticamente estaba normal», recuerda el médico Antonio Ortega, vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina Homeopática (SEMH). «A partir de aquel encuentro, remití a un homeópata a la mujer de un amigo que había estado tomando cortisona para su artritis reumatoide. También, al cabo de tres o cuatro meses, pudo dejar la cortisona que llevaba tomando diez años. «Se neutralizaron todos sus síntomas», añade Ortega.

Tras conocer aquellas dos experiencias, Ortega también decidió formarse como médico homeópata. Llevaba entonces dos años ejerciendo la medicina convencional, aunque combinada con el uso de la acupuntura con sus pacientes. «Ahora, el 90% de los medicamentos que receto son homeopáticos», asegura.

LICENCIATURA EN MEDICINA // Ser licenciado en Medicina es uno de los requisitos que los médicos homeópatas como Ortega consideran imprescindible para garantizar una buena práctica, aunque no todos los que practican este método terapéutico actualmente en España han cursado la carrera, lo que ha motivado que algunos de sus detractores cuestionen su capacidad para tratar a los pacientes. «La selección del medicamento homeopático se hace en base a una minuciosa historia clínica realizada en una entrevista con el médico homeópata, que amplía la historia clínica clásica con la recogida de la mayor cantidad de datos posible acerca del modo de ser y estar del paciente, su forma de ser y reaccionar, tanto física como psíquica, así como su tendencia a padecer determinados procesos», detalla Antonio Ortega. «La homeopatía es una terapéutica altamente personalizada, se tienen en cuenta las peculiaridades del individuo, ya que estas actuarán tanto en el enfermar como en la curación. Ya lo dijo Hipócrates: no hay enfermedades, sino enfermos». Hay a quien una simple gripe le deja aturdido en cama dos semanas y otros que la pasan en pie y trabajando», puntualiza Ortega.

Amparándose en la enorme disolución de los principios curativos de la medicación homeopática, los detractores de esta alternativa médica la cuestionan. «No es más que agua lo que contienen esos medicamentos. El beneficio que percibe quien los toma tiene que ver con el tiempo que el terapeuta les dedica -en consulta privada siempre-, mucho mayor que el que se da en la asistencia pública. Hay un componente psicológico y subjetivo muy importante. Tras la visita, el paciente disminuye su ansiedad y las recomendaciones del médico levantan sus expectativas de mejora. Pero la homeopatía solo se indica en enfermedades autolimitadas, como resfriados o dermatitis, que aparecen y se van solas», subraya el director de la Fundació Institut Català de Farmacologia y catedrático de Farmacología Clínica de la UAB, Joan Ramon Laporte.

NIÑOS QUE SE CURAN SOLOS / En el caso de su aplicación en niños, «son los padres los que experimentan el efecto placebo, pues siempre observan mejoras en enfermedades que, sin haber tomado nada, hubieran mejorado o desaparecido, como es el caso del asma, que mejora con la edad», relata Pilar García, pediatra que pasa consulta en un centro de salud público de Barcelona.

«Cada vez nos llegan más padres que utilizan la homeopatía con sus hijos, sobre todo familias que provienen de países nórdicos, Francia o Gran Bretaña. Nosotros intentamos que la prescripción homeopática no interfiera en nuestro tratamiento. Personalmente yo no creo en ella, puesto que no tiene ninguna base científica», declara García.