El órdago soberanista

Rajoy afirma que su inmovilismo evitó el rescate y parará la consulta

El presidente dice que no cambiará de posición salvo que Mas "rectifique"

GEMMA ROBLES / Madrid

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las relaciones entre el Estado y Catalunya parecen haber entrado en una situación de bloqueo en lo que al desafío soberanista concierne. El Gobierno central permanece en el inmovilismo político y en la exigencia del cumplimiento estricto de la ley, avisando de que no habrá cambios de criterio salvo «rectificación» de la otra parte; esto es, salvo que Artur Mas se avenga a retirar la consulta que está anunciada para el próximo mes de noviembre. ¿Lleva a algún destino la posición que ha adoptado el Ejecutivo central? Pues según Mariano Rajoy, que es el máximo responsable de esa estrategia, el «no moverse y aguantar» puede conducirle a salir vencedor en un pulso complicado como quedó en evidencia, aseguró ayer en el Senado, cuando tuvo que decidir qué hacer a la hora de pedir o no un rescate a la Unión Europea.

«Considero que Catalunya es un tema muy importante. Usted [refiriéndose al socialista José Montilla, que le había interpelado] me dice que tengo que moverme; otros me dicen que no me mueva; otros, que hay que hacer otras cosas… No hay nada que sea bueno o malo en sí mismo. A veces es bueno moverse y a veces, no. Por ejemplo, con el rescate: había gente que me decía 'tiene que moverse y pedirlo'. Pues ahí se vio que no moverse y aguantar fue lo mejor»,  sentenció.

Con este paralelismo entre la coyuntura catalana y el riesgo de ser sometida a un rescate que corrió España hace meses, Rajoy dejó claro que piensa que no es él quien debe mover ficha en pro del diálogo y la negociación con Catalunya. Es más, siguiendo con su teoría de los «movimientos», aseguró que lo bueno sería que el Ejecutivo catalán tomara la iniciativa para «rectificar» después de haber fijado una fecha de referendo y hasta unas preguntas y optara por reclamar diálogo con el Gobierno central para hablar de «los problemas de la gente». «En lo que yo no estoy dispuesto a ceder nada es en lo que concierne a la soberanía nacional», sentenció.

«PROBLEMA DE ESPAÑA»

«PROBLEMA DE ESPAÑA»De esa forma respondía el presidente del Gobierno a José Montilla, que se lamentaba ayer en la Cámara Alta de que los dos años de legislatura popular hayan servido para empeorar «el mal llamado problema catalán, por ser un problema de España». En este contexto, Montilla reclamó valentía al Ejecutivo central para ir más allá del «que se cumpla la ley» y afrontar la situación sin dejar pasar más tiempo. Pero el socialista catalán solo consiguió que Rajoy sugiriera que lo mejor es que quien ha planteado el desafío lo retire, a fin de poder seguir «juntos» en la UE, el euro y los tratados internacionales. «Cualquier situación diferente a esa sería mala para los catalanes y el resto de españoles», advirtió.

En lo que sí echó un capote ayer Rajoy a Mas fue en el área económica. Y lo hizo para criticar la gestión de su interlocutor en el Senado: el presidente dijo que lo que realmente le preocupa a él es que puedan cobrar los proveedores catalanes o que Catalunya pueda financiarse. «Los problemas para financiarse no son achacables a este Gobierno sino a los gobiernos anteriores», espetó, en alusión al propio Montilla y al tripartito.