Barómetro político de Catalunya

El Govern suspende pero CiU conserva la fuerza electoral

   JOSE RICO / Barcelona

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El ciclo electoral que Catalunya ha dejado atrás ha significado algo más que un movimiento de fichas en el tablero de juego. La intensidad del golpe propiciado por CiU con su triplete electoral y la amenazante tijera que se cierne sobre el propio tablero han tenido un cierto efecto inmunizador. Con la izquierda enfrascada en su hercúlea tarea de reconstrucción, el inquilino del Palau de la Generalitat dispone de bastante margen para sufrir los azotes de la gestión en medio del temporal sin que su suelo electoral devenga en arenas movedizas. La fotografía tomada por el Gabinet d'Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP) tras un año de Govern refleja que el voto de confianza depositado en Artur Mas puede tardar en caducar, pero que no es un cheque en blanco.

El president habla en ocasiones de una «mayoría silenciosa» que comprende y perdona los recortes. El veredicto del Barómetro Político de Catalunya para EL PERIÓDICO es que esta sería verdad a medias. Los ciudadanos reprueban la política de ajustes del Ejecutivo catalán, cuya gestión general obtiene un suspenso. Sin embargo, Mas sale bien parado como líder y CiU apenas sufriría desgaste en las urnas. La intención de voto de los nacionalistas baja ligeramente, aunque la federación no se resentiría en escaños, favorecida por el estancamiento del PSC.

CASI APROBADO / El Govern se mueve en la delgada línea que separa el suspenso del aprobado. La nota media que obtiene es un 4,7. Los catalanes están muy divididos en su valoración: el 39,1% suspende a Mas y sus consellers; el 38,2% le da un aprobado raspado, y el 18,2% le pone un notable. Por votantes, la labor del Ejecutivo es avalada, lógicamente, por el electorado de CiU (5,9) y por el de Solidaritat (5). Los votantes del PPC (el socio preferente) y ERC suspenden al Govern, pero por los pelos. Más decepción hay en los caladeros del PSC e ICV-EUiA.

La actuación global del Gabinete es censurada por un 34,7% de los entrevistados, que la juzgan mala o muy mala, aunque son más los que creen que no ha sido buena ni mala, un 38%. Al personalizar la opinión en el jefe del Govern, la división se reproduce. Para el 45,5%, Mas está siendo un buen president; el 42,4% piensa lo contrario. En la valoración de líderes, el nacionalista saca un 5,2 (aprueba, pero con su peor nota en cinco años). El líder de ERC, Oriol Junqueras, debuta con éxito al igualar la nota del president. El otro jefe que se estrena, Pere Navarro (PSC), roza el aprobado (4,9), idéntica nota que el ecosocialista Joan Herrera.

Más de la mitad de los ciudadanos (52,5%) dudan de la efectividad de los recortes, aunque un 40% confía en su eficacia. A tres de cada 10 votantes de CiU tampoco les acaban de convencer. La sensación general es que Catalunya está hoy peor preparada para levantar la economía que en los inicios del 2011.

BIENESTAR EN PELIGRO / El ejemplo más revelador de este síntoma es que el 60% de los catalanes vea en peligro el Estado del bienestar. Un 30% es más optimista y justifica tanto ajuste para preservar la calidad de los servicios públicos. La mitad de los electores de CiU opinan en este último sentido, pero cuatro de cada 10 consideran amenazadas las conquistas sociales. De todos modos, las razones que arguye Mas como justificación calan en la sociedad, que apunta como causas de la tijera a la crisis (31%), la mala gestión del tripartito (28,3%) y los incumplimientos del Gobierno central (20,9%).

Como efecto de todo lo anterior, CiU ha perdido tres puntos en intención de voto en un año, pero mantendría sus 62 escaños o podría ganar uno. El PSC igualaría su peor resultado, siendo la única izquierda que no crece, pues ICV-EUiA y ERC inician la remontada. Los republicanos se beneficiarían de la desaparición de Solidaritat. Más significativo resulta que el PPC, una vez instalado Mariano Rajoy en la Moncloa, pierda hasta cuatro escaños. Los dos puntos que se deja nutrirían a varias fuerzas, por ejemplo, a Ciutadans, que ganaría un diputado. Para los que necesiten consolarse, quedan tres años para las elecciones.

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