CONMEMORACIÓN DEL CONGRESO DE SURESNES
González y Guerra comparan nacionalismo y totalitarismo
El expresidente dice que vuelve a «cabalgar» el mismo fenómeno que en la década de los 30
Entre el 11 y el 13 de octubre de 1974, en el teatro Jean Vilar de Suresnes, una pequeña localidad cercana a París, el PSOE cambió casi por completo: el liderazgo del partido, que tenía solo 3.586 militantes y un protagonismo escaso en la lucha antifranquista, se desplazó desde el sector en el exilio al que residía en España, mucho más joven, con Felipe González al mando y una visión rupturista sobre la organización territorial. «La definitiva solución del problema de las nacionalidades que integran el Estado español parte indefectiblemente del pleno reconocimiento del derecho de autodeterminación», decía una de las resoluciones aprobadas, que quedó atrás con el consenso constitucional.
Cuarenta años y tres días después, ayer, los socialistas conmemoraron aquel hito, pero ahora que la pulsión independentista es real en Catalunya, tanto el expresidente del Gobierno como Alfonso Guerra cargaron contra la mera posibilidad de que una parte de España se separe. No fueron palabras suaves. Ambos compararon el nacionalismo catalán con los movimientos totalitarios que condujeron a la guerra civil y la segunda guerra mundial.
El más contundente, como es habitual, fue Guerra. «Algunos políticos, borrachos de vanidad, abocan a una sucesión suicida», dijo primero. El paralelismo con el fascismo vino poco después. «La base del proyecto del nacionalismo es el descontento y el victimismo. Su técnica, la manipulación y el engaño -sostuvo-. Conocemos bien las experiencias de los años 30 de embelesar a millones de personas tras un político que es un monumento a la vanidad y la arrogancia con final trágico».
Más pausado y académico, González, insistió en que el PSOE necesita un «proyecto de país», pero también se detuvo en la crisis territorial para llegar al mismo momento histórico. «De nuevo cabalga el mismo nacionalismo que fue tan destructivo en Europa», dijo, un fenómeno que al expresidente le recuerda al franquismo, «cuando se dividía entre buenos y malos españoles».
EL MENSAJE DE SÁNCHEZ / Ambos se detuvieron en Suresnes, en sus recuerdos de aquellos días y en lo que supuso para un partido que ha gobernado la mayor parte de la historia de España en democracia. El actual líder del PSOE, Pedro Sánchez, apenas mencionó el cónclave durante la clausura del acto. Llevó a cabo un discurso similar al de otras veces, en el que pidió a Artur Mas y Mariano Rajoy «diálogo», «ley» y «política».
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