La ronda italiana

El italiano Milan gana el esprint del Giro ante un Pogacar tranquilo

Sin cambios en la general, la cuarta etapa se resolvió en una llegada masiva con alguna caída en el trazado y el abandono de Biniam Girmay, el primer ciclista de raza negra que ganó en una vuelta de tres semanas.

Vingegaard confirma que correrá el Tour.

Jonathan Milan, en primera posición, en su victoria al esprint en el Giro.

Jonathan Milan, en primera posición, en su victoria al esprint en el Giro. / GIRO DE ITALIA

Sergi López-Egea

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Hay días en los que simplemente hay que sobrevivir, son jornadas como decía hace muchos años José Miguel Echávarri, cuando dirigía a Pedro Delgado y a Miguel Induráin, donde lo importante es no caer, que no se vaya a hacer puñetas por un accidente la preparación de meses y meses, el sacrificio del entrenamiento o ver, como lo ocurrió a Biniam Girmay, que a las primeras de cambio tienes que bajarte de la bici con diversas heridas y abandonar la prueba. Girmay, hace dos años, se convirtió en el primer ciclista de raza negra que ganaba una etapa en una gran vuelta.

Fue en el Giro, en la carrera rosa que se ha empeñado en ganar Tadej Pogacar, al frente de la general y que como le ha sucedido a todos los grandes campeones siempre necesita etapas como la de este martes, donde aparte de salir sano y salvo y evitar las caídas, sirve como un día de entrenamiento con dorsal, para ir a rueda de los compañeros, reunir kilómetros, no agotarse en exceso y esperar jornadas mejores, cuando la carrera se anime, sobre todo a partir del jueves y durante todo el fin de semana.

El esprint previsto

La cuarta etapa del Giro volvía a ser de las de esprint masivo anunciado, a pesar de que la organización, para buscar un poco más de chispa, colocase, al igual que ocurrió el lunes, alguna colina que animase a los corredores, no fuera caso que alguno pudiera romper la unidad del pelotón y presentarse a la meta en solitario aunque sólo fuese por unos pocos segundos; algo realmente improbable tal como se corre en el ciclismo contemporáneo.

Y porque siempre hay equipos como el Lidl, donde corre Jonathan Milan, el astro actual de las ‘volatas’, como los italianos siempre han denominado a los esprints masivos, una escuadra que se juega parte del éxito en el Giro en las victorias que Milan pueda conseguir en días donde exista la posibilidad de una llegada en grupo.

Si el lunes Milan fue segundo, el martes ya dio en la diana para recompensar a los ‘tifosi’ con la primera victoria local en un Giro donde no cuentan, Pogacar aparte, con ningún aspirante que pueda hacer soñar con que va a llegar a Roma, donde acaba todo el viaje, uno de los suyos vestido con la ‘maglia rosa’.

El heredero de Cipollini

Milan es el heredero natural de los grandes velocistas italianos de las últimas décadas con Mario Cipollini y Alessandro Petacchi a la cabeza. A los 23 años ya cuenta en el palmarés con una medalla olímpica de pista en Tokio. El año pasado inauguró su colección de etapas en el Giro, carrera en la que conquistó la clasificación por puntos. Y es, además, compañero de equipo de Juanpe López, por ahora séptimo de la general, y que se ha propuesto ser el animador entre los cinco corredores españoles que toman parte en el Giro; entre ellos, Fran Muñoz que este martes anduvo unos kilómetros escapados tratando de conseguir una victoria casi imposible.

Con Pogacar, siempre al frente de la general, no hubo cambios entre las posiciones de honor del Giro, que este miércoles volverá a rodar sin obstáculos de montaña entre Génova y la bellísima Lucca, una ciudad entregada al arte musical de Giacomo Puccini.

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