Zapatero 'déjà vu'

SÍLVIA CÓPPULO

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Llega ayer Zapatero a Tortosa por aquello de apoyar al candidato local de las elecciones de mayo y dice que la clave, la solución que Catalunya tiene ahora para llegar al máximo autogobierno, es precisamente el Estatut del 2006. 

Era en otra campaña electoral, la catalana del 2003, que con gesto firme, quién era presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, apoyaba a Maragall en el Palau Sant Jordi y decía aquello de "apoyaré la reforma del Estatut que apruebe el Parlament de Catalunya". Todo el Parlament, a excepción del PP, aprobó una reforma tan importante que prácticamente constituia un nuevo Estatut. Llegó a Madrid y Zapatero no apoyó lo que había aprobado el Parlament. Olvidó la promesa. Después de horas y horas de negociación con Mas, entre otros elementos, aceptó que el término nación referido a Catalunya estuviera en el preámbulo y expresado como un sentimiento de la gente, no como una definición de estructura política en el articulado. Después, la población de Catalunya aprobó el Estatut en referéndum y el Partido Popular lo llevó al Constitucional. El recorte ya fue inconmensurable. De aquí viene la manifestación del 2010, aquello de la desafección y el crecimiento del independentismo. 

Y ahora, cinco años después vuelve Zapatero y nos coloca nuevamente en la casilla de salida, en el Estatut del 2006. Durante muchos años Zapatero ha tenido la habilidad de ir cambiando de discurso y decir a cada audiencia precisamente lo que quería oir. Ni los suyos aplaudían con ganas ayer al oírle decir que la solución a todos los males es aquel Estatut que él fue el primero en desvirtuar y el Partido Popular, a través del Constitucional, el encargado de darle la puntilla. Zapatero, 'déjà vu'.