Dos miradas

Welles

JOSEP MARIA FONALLERAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Como ha dicho Esteve Riambau, director de la Filmoteca y una de las personas que más sabe de Orson Welles, «'Ciudadano Kane' no es el inicio de su carrera sino su final». Se concentra aquí toda la historia del monstruo que hoy hace cien años que nació en Wisconsin. 'Ciudadano Kane' llega porque antes Welles ya se ha convertido en una figura del mundo del espectáculo, partiendo de la base del teatro radical con su compañía Mercury, y experimentando con la radio, una herramienta nueva que él convierte en un instrumento que revoluciona el lenguaje artístico.

Es decir, cuando estrena 'Ciudadano Kane' el cineasta ya tiene el bagaje de un creador genial, en el sentido de único y avanzado al tiempo en que vivo. Y 'Ciudadano Kane' es el final porque después de la magna ópera prima ya no podrá volver a dominar, como él quería, todos los resortes de la obra, sometido a los designios de la industria. Es cierto y, sin embargo, Welles no paró de ofrecernos imágenes perdurables: la fantasmagoría de 'Macbeth'; los escalofríos negros de 'Sed de mal'; la combinación entre farsa y tragedia de 'Campanadas a medianoche'; las reflexiones sobre el arte, la verdad y las mentiras, los hallazgos visuales, los largos pasillos del alma, la angustia kafkiana, el exceso shakespeariano, la ebullición de la creatividad, de la humanidad más desmesurada. Para Welles, el enemigo del arte era la ausencia de limitaciones. Quizá es por eso, por las que sufrió, que Welles es tan bueno.