Una alternativa filosófica al consumo
Veganos, mucho más que un estilo de vida
El veganismo es un paso más en el progreso moral de la sociedad para arrinconar la violencia
Núria Almiron
Codirectora de la UPF-Centre for Animal Ethics
NÚRIA ALMIRON
El término 'vegano' se ha puesto ahora de moda, pero este año cumple 73 años. Fue acuñado en 1944 por un carpintero inglés, Donald Watson, cofundador de la primera sociedad vegana en el mundo. Los miembros de la Vegan Society no fueron los primeros humanos en oponerse por motivos éticos a la explotación de los otros animales (budistas, jains y pitagóricos ya lo hacían hace más de 2.500 años), pero su iniciativa representa el nacimiento del veganismo como ideología moderna.
Watson y sus compañeros reformistas querían diferenciar entre los vegetarianos por motivos éticos –que lo eran por respeto a los animales– de los vegetarianos por otros motivos. Esta definición enseguida incluyó la oposición a cualquier tipo de explotación animal (por alimentación y también para entretenimiento, vestimenta, caza, experimentación, tracción, etc.). El veganismo nace pues como una posición que de hecho es política, busca emancipar a unos individuos de la explotación de otros.
PRINCIPIOS ÉTICOS
Por intereses económicos y desconocimiento, a veces se presenta el veganismo como una opción radical. Pero en realidad es un paso más en el progreso moral de la sociedad para seguir arrinconando lo más radical de todo: la violencia. Lo prioritario no es si es necesario o no explotar a los otros animales, sino si es ético.
Sea por el motivo que sea que se utilicen a los animales, la etiqueta 'ético' es inadecuada –porque utilizar a un sujeto vivo sensible nunca está justificado. Incluso en una granja 'humana' a los animales les quitamos la vida a los pocos meses/años, separamos las madres de los hijos para apropiarnos la leche y seguimos explotando la manipulación genética que lleva a los animales a sufrir deformaciones y dolor crónico desde su nacimiento.
La explotación ética es un oxímoron. Las personas veganas practican en la vida cotidiana el boicot más amplio posible a toda forma de violencia. Clasificar el veganismo (ético, dietético, medioambiental, etc.) no tiene sentido.
VEGETARIANOS
Una persona que sigue una dieta vegana por motivos de salud o para reducir su huella ecológica no es vegana, sino una vegetariana estricta que se mueve por un beneficio propio (cuidarse a sí misma o cuidar el planeta del que depende). Las personas veganas, aquellas que se mueven por la convicción ética de evitar la violencia, tienen un índice de abandono bajísimo. La confusión entre unas y otras interesa enormemente a algunos.
Ser vegano/a implica una dieta y un estilo de vida concretos y tiene excelentes repercusiones sobre la salud humana y la del planeta. Pero no se debería definir por ninguna de estas cosas, sino por el principio ético que las motiva. Este principio prima el respeto al otro, sea cual sea su especie. Es una acción directa para acabar con el genocidio que cometemos contra otros seres vivos. El término, declarado nuevo neologismo catalán del año 2016, merece una definición política cuando sea incorporado al diccionario.
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