Solo debemos tener miedo del miedo mismo

El poder de la gente para convertir el 9 de noviembre en una nueva demostración de dignidad nacional, democracia participativa y civismo responsable es enorme. Y el gobierno del Estado, de nuevo torpe y autoritario en sus decisiones, propulsa, superando las expectativas de los más optimistas, la participación y el interés de la ciudadanía. Ciertamente, lo que inicialmente generaba dudas, un nuevo 9-N que ya no era aquella consulta democrática que nos habíamos conjurado a celebrar, será, gracias a la generosidad de muchos y la torpeza de pocos, todo un éxito de la catalanidad y la democracia. No tengo ninguna duda. Vuelven a ser las ganas de democracia y dignidad de mucha gente, alejada del foco mediático, del ruido de las tertulias, de la batalla entre los partidos, el gran motor del cambio social en nuestro país; de la misma manera que lo ha sido durante estos últimos años que hemos vivido una verdadera 'primavera catalana'. De los miles de voluntarios que se ha apuntado al proceso participativo, y que harán posible celebrar una jornada de movilización, hasta todos aquellos que han colaborado en las 'gigaenquestes' o en la maratón de llamadas telefónicas que ha promovido la innovadora campaña 'Ara és l'hora', de la que, por cierto, tenemos que aprender mucho los partidos.

Tan importante como el 9-N será el 10-N. De las lecciones que hagamos de lo que acontezca este domingo, se derivarán decisiones fundamentales que marcarán el ritmo del país

Como hemos dicho varias veces en los últimos años desde este mismo blog, toda la energía ciudadana que ha propulsado el movimiento soberanista necesita musculatura política para tener éxito. Sin músculo político, la energía ciudadana corre el riesgo de agotarse y derivar en melancolía o frustración. Tan importante como el 9-N será, sin duda, el 10-N. De la lectura y las lecciones que hagamos de lo que acontezca este domingo, se derivarán decisiones fundamentales que marcarán el ritmo del país.

Y el hombro político tiene que ver con liderazgos políticos muy sólidos como el que hoy representa el 'president' Artur Mas, alianzas generosas entre aquellos que compartimos el mínimo común denominador que no es otro que la aspiración a ejercer el derecho a decidir y la inteligente gestión del tiempo, que nos debe alejar de la precipitación, y que nos permite mirar este momento tan intenso, desde la conciencia de saber de dónde venimos y el camino que hemos recorrido hasta ahora, sabiendo que formamos parte de la larga ola de la historia.

Ayer el 'president' Mas citó a Winston Churchill. También hubiera podido recordar al presidente demócrata de Estados Unidos, Franklin D Roosevelt, diciendo que estos días sólo deberíamos tener miedo del miedo mismo ('the only thing we have to fear is fear itself').

Seguro que el miedo no nos paralizará a muchos, que continuaremos nuestra larga marcha hacia la libertad.

Post publicado en el blog de Carles Campuzano