Sánchez y el "pacto político" con Catalunya

El líder del PSOE abre la puerta a un acuerdo bilateral para reconocer la "singularidad" catalana, gesto audaz que no debería diluirse tras el 26-J

ENRIC HERNÀNDEZ

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Para unos, los independentistas, será muy poco, apenas nada. Para otros, los apóstoles del nacionalismo español empeñados en que nada cambie para que todo siga igual (o tal vez peor), entrañará una gravísima afrenta a la unidad patria. Ni tanto ni tan poco. Lo cierto es que la promesa electoral de Pedro Sánchez de reconocer la "singularidad" de Catalunya en el marco de una reforma constitucional constituye un paso, otro más, en la aproximación del PSOE a la búsqueda de una alternativa entre la ruptura y el inmovilismo.

Vayamos a los orígenes. Tras el estallido independentista de la Diada del 2012, el PSC de Pere Navarro incorporó al programa autonómico el derecho a decidir, y en su defensa llegó a romper la disciplina de voto en el Congreso.

A cambio de arriar esa bandera, Navarro logró en el 2013 que los barones del PSOE firmaran la Declaración de Granada, una apuesta por la reforma federal de la Constitución sin ninguna concesión específica para Catalunya. Tal renuncia pasaría factura al PSC en las urnas.

Tres años después, Podemos, En Comú Podem e Izquierda Unida han enarbolado con éxito electoral la enseña del referéndum catalán, que el PSOE sigue rechazando. Pero el compromiso de Sánchez de promover tras el 26-J un "pacto político con Catalunya" que "reconozca su singularidad y mejore su autogobierno" pone sobre la mesa un principio de bilateralidad que, de cristalizar, supondría un trágala para las fuerzas vivas del PSOE, como la combativa Susana Díaz.

Desde este diario siempre hemos defendido que la eclosión del independentismo no se entiende sin la sentencia del Constitucional que, a instancias del PP, mutiló el Estatut que los catalanes habían aprobado en un referéndum legal y pactado con el Estado. Y que solo otro referéndum, legal, acordado y con otra oferta del Estado, podría encauzar el conflicto soberanista.

Necesaria, no suficiente

La reforma de la Carta Magna es condición necesaria, pero no suficiente, para colmar las aspiraciones mayoritarias de los catalanes.Ojalá la audacia exhibida en este preciso instante por el líder socialista no se diluya a la hora de forjar las alianzas poselectorales.