El órdago por el Estado propio

El PSC pretende desmarcarse hoy del PSOE para avalar la consulta

Josep Fèlix Ballesteros, Núria Marín y Pere Navarro, ayer en la reunión de la ejecutiva del PSC.

Josep Fèlix Ballesteros, Núria Marín y Pere Navarro, ayer en la reunión de la ejecutiva del PSC.

JOSE RICO / BARCELONA
JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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El PSC pretende hacer historia hoy y, de paso, callar bocas. Porque histórico será el gesto si cumple con la palabra dada ayer y rompe la disciplina de voto del PSOE en el Congreso por primera vez en los 35 años de relaciones amor-odio entre ambos partidos. El desencadenante de este seísmo de consecuencias impredecibles puede ser la consulta, que el PSC está decidido a apoyar a través de una resolución de CiU e ICV del debate sobre el estado de la nación que insta al Gobierno a negociar el referendo. Los socialistas catalanes quieren hacer valer ahora la «coherencia» entre su posición en Catalunya y en Madrid, una virtud cuya ausencia les ha atormentado en los últimos años, en votaciones como la del Estatut. Ninguna de las dos partes atisbaba anoche margen para un acuerdo que impida escenificar hoy la división.

En una reunión tensa por el debate sobre la corrupción y el espionaje, el líder del PSC, Pere Navarro, recabó el visto bueno unánime de la ejecutiva cuando anunció la orden de apoyar la propuesta. Lo justificó, según fuentes presentes en la reunión, en cumplimiento del programa electoral, que incluía el derecho a decidir y el respaldo a una consulta acordada con el Estado. La dirección del PSC trata de quitar hierro a la posibilidad de votar distinto del PSOE («No es una buena noticia, pero algún día tenía que pasar», sostenía un alto dirigente) y, de alguna manera, sugiere que se ha visto empujado por la «tramposa» propuesta de CiU e IU-ICV. El texto se compromete con un referendo pactado a partir de «los mecanismos legales previstos», una redacción muy distinta a la que fue aprobada por el Parlament en enero, y que fracturó el grupo al decidir cinco diputados no rechazar el texto. La mejor prueba de que la resolución que se votará hoy es menos ambiciosa es que ERC no la ha firmado.

ACERCAMIENTO IMPOSIBLE / Navarro se reunió ayer con Alfredo Pérez Rubalcaba. Les acompañaron el número dos del PSC, Antonio Balmón, su homóloga del PSOE, Elena Valenciano y el secretario de Organización, Óscar López. El encuentro se agendó después de que Navarro reclamase la abdicación del Rey. Según fuentes conocedoras de la cita, ambas partes tenían claro que en el debate sobre la consulta era casi imposible acercar posiciones y, de ahí, añaden, que no le dedicasen demasiado tiempo. Hasta algunos veteranos del PSC más afines al PSOE admitían que no pueden dejar de suscribir la propuesta en el momento en que se halla el partido. Hoy todas las miradas hoy estarán puestas en Carme Chacón, cuya posición sobre el derecho a decidir es analizada con lupa en el PSOE ante sus aspiraciones de disputarle las primarias a Rubalcaba. Navarro no dudó ayer de que respetará la decisión del PSC, pero fuentes del PSOE están convencidas de que no se desmarcará de Rubalcaba.

Uno de los máximos dirigentes del PSOE llevaba ayer una carpeta con las resoluciones sobre el derecho a decidir. «Esto es un marrón», dijo señalando los papeles. Ante una discrepancia tan clara, verbalizada desde que Artur Mas adelantó las elecciones, Rubalcaba sabía que tarde o temprano iba a llegar un día como el de hoy. Poco después de que Navarro anunciase el voto a favor de la consulta, la posición de la cúpula socialista era de cierta incredulidad («El PSC nunca ha votado distinto», recordaban), pero conforme fueron pasando las horas se asumió que lo más probable es que se diera lo que hasta ahora nunca se ha dado. Aunque la negociación continuará hoy, y hasta el último minuto puede haber cambios, todos daban por supuesto que habrá divergencia en el voto. Ahora la cuestión es ver qué consecuencias tendrá. La dirección del PSOE apuesta por minimizar los daños, pero el malestar es mucho mayor entre algunos barones territoriales, como el andaluz José Antonio Griñán y el extremeño Guillermo Fernández Vara.

En el PSOE explican que se extienden las peticiones sotto voce de romper con el PSC. Otro líder autonómico no era tan expeditivo, pero tampoco escondía su enfado: «Esto es incumplir las reglas del juego. Tiene que haber un antes y un después». No se refería solo a la votación sobre la consulta, sino también a la petición de Navarro al Rey. Ambos asuntos los abordó Rubalcaba en la reunión de la ejecutiva y se empleó con dureza en la crítica. Todos le secundaron. Incluida Esperança Esteve. José Zaragoza no asistió.