Debate sobre los métodos de dar a luz

Parir en casa

Cada vez es mayor el número de mujeres que no quieren un parto agresivo e hipermedicalizado

Cristina Trillo, en el proceso del nacimiento de su hija, que se desarrolló en su domicilio de Barcelona.

Cristina Trillo, en el proceso del nacimiento de su hija, que se desarrolló en su domicilio de Barcelona.

ESTHER VIVAS

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Maria acaba de dar a luz. Lo ha hecho en casa, en Barcelona, acompañada de sus seres queridos. Un parto domiciliario que ha sido posible gracias al apoyo económico de 109 personas que han financiado a través de un proyecto de micromecenazgo el trabajo de las comadronas que la han atendido. Un apoyo económico sin el cual Maria no hubiese podido dar a luz como ella quería, ya que no tenía capacidad de asumir dicho coste. En España, el sistema público de salud no asume el parto en casa. Ilusas de nosotras, las mujeres creemos poder decidir sobre nuestro parto: dónde y cómo queremos parirparir, quién nos va acompañar, qué hacer en tal o en cual situación. Lo dejamos todo atado y bien atado, o eso pensamos, en el plan de parto, pero muchas veces este queda en papel mojado.

La violencia obstétrica que demasiado a menudo se ejerce en la atención al parto en los centros hospitalarios es una de las últimas fronteras de la violencia de género. Se trata de una serie de prácticas invasivas como el tacto vaginal realizado por diversas personas, la episiotomía llevada a cabo por rutina, las cesáreas innecesarias... que acaban siendo justificadas porque teóricamente no quedaba otra opción. 

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Lo dicen las cifras: una de cada cuatro parturientas en España, el 25,3%, según datos del Ministerio de Sanidad del año 2012, sufrió una cesárea, cuando la Organización Mundial de la Salud considera que una tasa de cesáreas razonable se situaría en torno al 10%, y nunca debería superar el 15%.

Asimismo, aquí, el número de partos instrumentales (aquellos que acaban con la utilización de fórceps, ventosas o espátulas) y partos inducidos es mucho más alto que en otros países europeos. La violencia obstétrica es también psicológica, cuando se trata a la mujer con un lenguaje y unas formas que humillan, infantilizan y discriminan. Maria vivió una experiencia así, y esto la llevó a escoger en su segundo embarazo un parto en casa, donde sus ritmos y necesidades, y los de su bebé, fuesen totalmente respetados.

TRABAJO PENDIENTE

No se puede negar que a lo largo de los años han habido avances, como las recomendaciones del Ministerio de Sanidad, en el 2007, a favor de un "parto normal" y la sensibilización de algunos profesionales sanitarios. Sin embargo, vistas las cifras, aún queda mucho trabajo por hacer. Maria optó por parir en casa, la mayoría de mujeres lo hacen en el hospital, donde un parto siempre tendría que ser 100% respetado. Organizaciones como El Parto es Nuestro o Dona Llum, entre otras, trabajan en esta dirección. Cada vez hay más mujeres que no quieren un parto hipermedicalizado.

El parto en casa, atendido por comadronas y en embarazos de bajo riesgo, es considerado por la Organización Mundial de la Salud igual de recomendable y seguro que un parto hospitalario, pero aquí no es una opción reconocida por el sistema sanitario público. Si una mujer quiere parir en casa, debe costearlo, si puede, de su bolsillo. Muy diferente es la situación en otros países de Europa. En Gran Bretaña, la seguridad social cubre el parto domiciliario e incluso lo recomienda, como hizo publico un informe del Instituto Nacional de Salud (NICE), en el 2014. Según dicho informe, las ventajas residían en una reducción drástica del número de cesáreas, episiotomías, inducciones y el uso de fórceps y ventosas, debido a los partos altamente medicalizados en centros hospitalarios.

En otros países como Holanda, el número de partos en casa llega a significar el 20% del total, los que significa el índice más elevado de Europa. Aunque no está de más recordar que en una época donde todo se tiende a privatizar, el fomento del parto domiciliario no debería servir como palanca para recortar la inversión en gastos sanitarios sino, al contrario, para ampliar las prestaciones del sistema público de salud.

DECISIÓN MEDITADA

A pesar de que algunos tachan de "locas" e "irresponsables" a aquellas mujeres que decidimos parir en casa, la realidad es que se trata de una decisión muy meditada e informada. De hecho, y pese a ser una opción minoritaria, cada vez somos más el número de mujeres que optamos por esta opción, como indica el 'Mapa del parto en casa en España'. En el año 2013, por ejemplo, se llevaron a cabo una media de 800 partos planificados en el hogar, casi la mitad de ellos en Catalunya, lo que significa un 0,2% del total.

Parir en casa, como ha hecho Maria, y muchas otras, no es cosa de "inconscientes", sino todo lo contrario. Las mujeres tenemos derecho a decidir dónde y cómo queremos parir, ya sea en casa o en el hospital. Ya va siendo hora que ejerzamos este derecho.