EL SEGUNDO SEXO

La mirada

Regulamos con normas aburdas cómo vestir en la playa y en cambio se permite fotografiar al prójimo

ilustracion  de leonard beard

ilustracion de leonard beard / periodico

IMMA SUST

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Recuerdo cuando era pequeña y mis padres me llevaban a playas nudistas a disfrutar de la naturaleza y a bañarnos en libertad. Lo hacían prácticamente a escondidas de amigos y familiares. Playas tranquilas, sin ruido, ni masajistas, ni vendedores ambulantes, ni niños gritones. El paraíso. Con el paso de los años, y como en casi todo, las normas empezaron a aparecer. Que si no te puedes desnudar en esta playa, que en la otra sí, que hay que seguir algunas reglas... El debate estaba abierto.

Lo mismo pasó cuando las mujeres empezamos a practicar topless. ¿Eso se debía hacer en playas nudistas o en las playas llamémoslas normales? Luego apareció la polémica de los perros. Multas desorbitadas si llevabas a tu perro a bañarse al mar. Algo tan natural como ir a la playa a pegarse un chapuzón se convertía cada año en una complicación más grande. Pero hay algo que nunca ha cambiado. Es sabido por todos, que en las playas nudistas siempre ha habido y habrá mirones. Frikis que se ponen las gafas de bucear y nadan a medio metro tuyo. O colgados que se colocan estratégicamente detrás de una roca durante horas creyendo que no les vemos. Forma parte del espectáculo y aunque pueden incomodar un poco al principio, al final te acostumbras. El problema viene ahora, cuando en este siglo llevamos cámara en el móvil y fotografiar al nudista no está considerado un delito. Cuando digo nudista, digo también niño nudista. ¿En serio? ¿Tengo que dejar que un tipo que no sé quién es haga fotos a mi hijo desnudo sin que yo pueda hacer nada? ¿Nos estamos volviendo locos?

El Código Penal dice lo siguiente: Se tipifica como un delito de corrupción de menores el hecho de "captar" imágenes de niños que puedan ser consideradas "pornografía infantil". Pero para ello, estas deben mostrar a los menores en "actitud libidinosa".

Me parece increíble y muy perverso. La pornografía la pone la mirada del pedófilo o pederasta que hace la fotografía, no el niño. El niño es solo un niño. Y si se te ocurre denunciar al voyeur o intentas mirar qué fotos te ha hecho con su móvil, te puede demandar él a ti. Por un delito de vulneración de su intimidad. Sí, amigos, es el mundo al revés.

No puedo llevar a mi perro a la playa pero sí puedo fumar y tirar la colilla sin que nadie me diga nada. No puedo bañarme desnuda en ninguna playa que no sea considerada nudista, pero por lo visto, tampoco puedo tomar el sol ¿vestida? Sí, les hablo del famoso burkini. El debate del verano. Para los que no lo sepan, el burkini es una prenda de baño de manga larga que cubre el cuerpo de la mujer desde la cabeza hasta los tobillos. Prohibido en las playas de ciudades como Niza o Cannes, ha llegado a los tribunales en algunos países como Italia o Alemania. Es de sentido común que no nos podemos tirar vestidos a ninguna piscina pública ni parque acuático, pero ¿en la playa? Una de las pocas cosas gratis que tenemos y nos van a decir cómo disfrutarla.

Las razones para los que argumentan el veto de esta prenda es de dos tipos: preservar la laicidad y por motivos de higiene. Lo de la higiene es una excusa, está claro que es un tema completamente religioso. Si no, ¿por qué se tiene que increpar a una mujer en la playa de Niza, que está tumbada tomando el sol con su atuendo de diario? Es completamente absurdo. Le permitimos que vaya vestida así por la calle pero en la playa la obligamos a sacarse el hijab. Pues sí. Humillante la forma en que obligaron a la pobre mujer a desvestirse cobrándole encima 38 euros de multa.

No me cansaré de decirlo. Vamos claramente para atrás. Visto el machismo que ha reinado en los JJOO de Río, les invito a que busquen en Google fotos de los equipos de voley de los años 70 en Irán. Verán a las deportistas vestidas con un uniforme de lo más normal, con sus pantalones cortos y su camiseta. Lo mismo con la natación. En la actualidad, podemos ver a las chicas iraníe tapadas de cuerpo entero, dejando solo la cara al aire libre. Y todavía hay gente que argumenta que van así porque quieren y que tienen todo el derecho del mundo a estar sometidas si ellas lo desean.

Dejando a parte el hecho de que una mujer sometida o maltratada es incapaz de decidir absolutamente nada, a esta mujer tan poco libre, Siam, que es como se llama la señora avergonzada en la playa de Niza, ¿la vamos a privar encima de tomar el sol en la arena o de bañarse en el mar? ¿En serio? ¿No sería mejor que hubiera lugares libres, donde todos pudiéramos hacer lo que nos diera la gana con nuestro cuerpo y nuestra ropa? Nudismo, topless, bañador, neopreno o burkini. Solo se trata de desconectar un poco, tomar el sol y darse un baño en el mar. Con nuestro hijos o nuestras mascotas. Pues no, lo complicamos con leyes absurdas. Pero una cosa está clara, cualquier tarado puede fotografiarme ya sin esconderse detrás de ninguna roca, porque... ¡eso no es delito!