Dos miradas

Un marciano

Si un marciano aterrizara aquí, contemplaría eso que llamamos Catalunya y España con unas elevadas dosis de incomprensión y desconcierto

Junqueras, el 2 de noviembre, a su llegada a la Audiencia Nacional.

Junqueras, el 2 de noviembre, a su llegada a la Audiencia Nacional.

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Cuando decimos que no entendemos lo que está pasando recurrimos a la presencia hipotética de un marciano que aterrizara aquí donde estamos y viera con sus ojos estrafalarios nuestra realidad. Se trataría, claro, de un marciano mínimamente informado y dispuesto a entender los hechos que cada día son más extraños. Ante las reacciones de los que él vería como a sus alienígenas (que seríamos nosotros), dotado de una inteligencia superior a la nuestra, contemplaría eso que llamamos Catalunya y España con unas elevadas dosis de incomprensión y desconcierto.

El caso del recurso de Oriol Junqueras al Supremo, por ejemplo, y el auto del día 5, víspera de Reyes. El marciano tendría unos ciertos conocimientos sobre los humanos pero se sorprendería del razonamiento de los tres jueces. «Resulta», diría el marciano, «que el Estado español interviene de manera brutal contra una parte de sus ciudadanos para evitar que voten y resulta también que la culpa de la violencia no es del Estado español sino de quien dijo que votaran, porque esta persona debería saber que si les decía que votaran entonces el Estado ejercería la violencia». Y continuaría así: «Resulta, pues, que el culpable de la violencia es la víctima de la violencia».

El marciano quizá sufriría por su cerebro y por las reacciones en cadena de una lógica tan inverosímil, pero, provisto de defensas contra la necedad, volvería a la nave sin que sus neuronas se vieran afectadas.