El machismo mata

España es un país machista. Han tenido que asesinar a más de 1.000 mujeres en los últimos 20 años para que se apruebe un Pacto de Estado contra la violencia de género en el que, a pesar de que se incluyen medidas muy necesarias y urgentes, se ataca con poca profundidad la base del problema.

Es el machismo, que impregna a toda la sociedad, a hombres y mujeres, el origen de la violencia machista que no es más que una manifestación extrema de una concepción de las relaciones entre hombres y mujeres. Y la palabra machismo solo aparece mencionada una vez en el documento pactado, referida a la necesidad de "prevenirlo en todas las etapas educativas".

Algo anda muy mal cuando solo el 1,7% de la sociedad ve como "problema grave" que 60 mujeres de media sean asesinadas cada año y 600.000 maltratadas, según el barómetro del CIS de junio del 2017. Del mismo modo, el 44% de las mujeres que no denuncian prefieren no hacerlo porque la violencia que sufren "no es lo suficientemente grave" (Macroencuesta Violencia Contra la Mujer, 2015).

Cada año hogares, barrios y entornos sociales, educativos y laborales cercanos a todos nosotros participan de la formación, socialización y normalización de hombres que acabarán agrediendo, violando y matando a mujeres simplemente porque las consideran una propiedad, un objeto, porque se creen que tienen derecho sobre su vida, su cuerpo, su libertad. Y cada año, si no se hace nada nada, muchas mujeres crecerán en un entorno machista que les hará creer que se merecen todo lo que les pase. 

Y el pacto de Estado nada cambiará respecto a lo que ya perciben los jóvenes, que son el futuro. Uno de cada cinco españoles (21,2%)  de 15 a 29 años cree que la violencia de género es un tema "que está politizado, se exagera mucho" y ve normal el maltrato.

A las mujeres que denuncian los micromachismos se las califica de 'feminazis' intolerantes. Pero nadie parece preocuparse en exceso cuando un millar de vecinos de Aranda del Duero (hombres y mujeres) salen a la calle en favor de la presunción de inocencia de los jugadores de la Arandina acusados de violar en grupo a una menor de 15 años. Para ellos se pide justicia ante "la manipulación de los medios". Así arropan también a La Manada en el barrio sevillano donde crecieron. Son buenos chicos y "normales". Como normal es la violencia contra las mujeres.