Los juegos de manos del prestidigitador

Mas es capaz de retar a Junqueras a la lista única con CDC tras rechazar la entrada de ERC en el Govern

JOAN TAPIA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ayer escuché en Rac 1 al portavoz Francesc Homs, siempre eficaz en subrayar lo que interesa al 'president' -no es crítica, es su trabajo, y a Maragall y Montilla otro gallo les hubiera cantado con un Homs-, decir: "Estamos haciendo un acto de dignidad, algunos no quieren que votemos y nosotros votaremos". Bueno, los catalanes votamos desde hace muchos años. Y el 9-N no lo haremos. Simplemente habrá otra movilización, muy respetable y similar a las de los 11-S de los últimos tres años, en la que los partidarios del 'sí-sí' no votarán (no hay censo electoral, ni garantías y la organización estará en manos de voluntarios), sino que meterán en una urna la papeleta del 'sí-sí'. Eso no es ejercer el derecho de voto, sino el de manifestación.

Vale que Homs haga propaganda, otra cosa es que los ciudadanos la compren. Tiene razón Miquel Iceta, quien repite desde hace tiempo que la consulta sin pacto con Madrid es imposible (el drama de Iceta es que -historia dixit- el Estatut pactado tampoco fue posible). Al final, Mas ha tenido que dar la razón a Iceta, pero ha hecho un juego de manos y de la manga se ha sacado una blanca paloma. De la consulta firmada el 27 de octubre con gran solemnidad, el traje de la boda de su hija y la estilográfica donada a los archivos nacionales, hemos pasado a una especie de Arenys de Mar a nivel de toda Catalunya, pagado por la Generalitat y 'externalizado' a la ANC de Carme Forcadell. Quizás es algo más 'mágico' que la firma masiva de cartas de protesta que preconizaba Joan Herrera. También menos honesto.

'Le Monde' -no es la Biblia, pero lo sigo desde hace años- titulaba ayer: "Catalunya renuncia a su referéndum. Tras la negativa de Madrid, Barcelona recurre a una 'encuesta' popular para calmar ('apaiser') a los independentistas". Y Mariano Rajoy decía que tras la retirada de la consulta se puede iniciar un diálogo. Ya sé que Oriol Junqueras es un líder con influencia, pero no creo que sus tentáculos alcancen al diario parisino y a la Moncloa para rebajar la épica presidencial. Mas es un político 'pencaire' (escuela Aula) y sabe sacarse de la chistera una consulta participativa tras obedecer al Constitucional. ¡Bravo! Ayer dije que era un temerario y Ernesto Ekaizer y María Dolores García le calificaron de prestidigitador. Puede que acertaran más.

Anteayer ofreció a ERC una lista única con un programa conjunto para hacer el referéndum definitivo sobre la independencia de Catalunya a través de unas elecciones plebiscitarias. Suena épico y fuerte. Y si Junqueras no acepta, incluso puede parecer que prioriza los intereses de partido (o su ambición) al patriotismo. Pero hace ocho días el propio Mas se negó (no era oportuno) a un gobierno de coalición con ERC para "blindar" la consulta firmada con toda la pompa en el Palau. Y mientras tanto gobierna con los democristianos, que huyen como del pecado de las elecciones plebiscitarias-referéndum y cuyo líder ha reaparecido proponiendo acabar la legislatura con un pacto de gobierno con el PSC, el partido de Iceta y Pere Navarro que el 'agitprop' convergente ridiculizaba día sí, día también.

Curioso. Mas es un político para todas las salsas. De 'business friendly' en el 2010 a fiero nacionalista en el 2014. La flexibilidad es una virtud, pero todos los excesos son malos. A mí -aunque por desgracia ya no soy un niño- los juegos de manos y los prestidigitadores me gustan. Los aplaudo. Pero dudo de que tal como están los hospitales públicos, el empleo y las finanzas de la Generalitat de Catalunya, sean la profesión a reverenciar en estos momentos. Aunque ojo, quizás el mago tiene más cartas escondidas.