IDEAS

Entrar en una librería

JORDI PUNTÍ

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A menudo da la impresión de que Estados Unidos -y sobre todo Nueva York- es el banco de pruebas para las tendencias de mercado en la edición mundial. Por una parte, sus agentes literarios exportan a los autores anglosajones como si todos fueran imprescindibles, y por otra, los diseñadores de cubiertas son innovadores e imponen modas que, cuando funcionan, influyen en todas partes. En la misma línea, hace unos años que las plataformas del libro digital pretendían marcar el paso en los avances tecnológicos del 'ebook' y así, de repente, intentaron convencernos de que el libro digital sustituiría en gran parte al papel. A su vez, como si fuese una consecuencia lógica, muchas librerías tradicionales acusaron la crisis y fueron cerrando, y parecía que el pastel de las ventas se repartiría entre gigantes digitales como Amazon y gigantes terrestres como Barnes & Noble.

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Quizá porque no se lee tanto, o por desconfianza, aquí el libro digital no ha terminado de cuajar, y al final resultará que ha sido una suerte. Por primera vez en los últimos años, en el 2015 las ventas de 'ebooks' en Estados Unidos bajaron un 9,7%, y las del libro de papel subieron un 8,3%. Entretanto, Barnes & Noble sigue arrastrando pérdidas millonarias y ha tenido que cerrar varias de sus tiendas, y al mismo tiempo surgen nuevas librerías que dan más presencia a los editores independientes. (¿Les suena?)

Hablamos de un corte pequeño del pastel, claro, que en parte proviene de la pelea digital entre los grandes grupos editoriales y la apuesta de Amazon por la autoedición de libros (una catástrofe cultural). La realidad que parece definirse, sin embargo, es bien clara: el libro comercial y de 'best-seller', que antes se vendía sobre todo en las grandes superficies, gana ventas como 'ebook' y las pierde en papel, mientras que la literatura tiene la complicidad de las librerías tradicionales e independientes (no es un contrasentido). Al final, todo encuentra su vía de salida. Lo curioso es que aquí nos hemos saltado el deslumbramiento y la posterior desconfianza en el 'ebook'. Unas librerías cerraban, otras abrían, y mal que bien vamos tirando.