No hay Via Catalana contra la pobreza

El 'president' de la Generalitat, Artur Mas, durante el debate sobre pobreza del jueves pasado en el Parlament.

El 'president' de la Generalitat, Artur Mas, durante el debate sobre pobreza del jueves pasado en el Parlament.

SISCU BAIGES

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¿Qué es lo que hace que centenares de miles de personas se movilicen por la independencia de Catalunya y no lo hagan para combatir una pobreza que afecta a uno de cada cinco de los ciudadanos de este país?

Muchos independentistas convencidos con los que hablo me dicen que su lucha por la independencia corre paralela a la lucha por una mayor justicia social. Pero los veo en las manifestaciones independentistas y no coincido nunca con ellos en los actos de denuncia de la pobreza y la desigualdad.

El Parlament de Catalunya acaba de celebrar un pleno sobre la pobreza promovido por los grupos opositores del PSC, ICV-EUiA y las CUP, al que la mayoría de Gobierno de CiU y ERC no permitió la participación de las entidades que trabajan en este sector. Después del pleno, las valoraciones recogidas por EL PERIÓDICO entre los dirigentes de estas entidades eran contundentes: “Decepcionante. El resultado ha sido muy pobre” (Patrícia Cantarell, de la Plataforma Pobreza Cero), “Ninguna decisión que dé esperanza a los que sufren” (Ferran Busquets, de Arrels Fundación), “No han llegado a ningún acuerdo unánime eficaz” (Josep Marqués, de Cruz Roja), “Bonitas palabras para titulares fáciles y previsibles” (Joan Muntané, de Drecera), “Un gobierno que se parapeta en terceros no es bueno” (Óscar Rando, de Gats), “Hemos perdido otra oportunidad. Falta voluntad” (Josep Rodríguez, de Can Palet), “Los resultados han sido pobres e insuficientes” (Carles Capseta, de Al Vent), “La falta de consenso resulta desesperante” (Jaume Clupés, de Fedaia).

Las cifras espantan. Uno de cada cinco catalanes vive en situación de pobreza. Uno de cada cuatro niños es pobre. La pobreza extrema se ha más que duplicado desde el inicio de la crisis”. Intermón Oxfam calcula que si no se aplican medidas políticas que frenen la dinámica actual, uno de cada tres catalanes será pobre en 2025: 2.6 millones de personas.

En una sociedad no basada en la competencia sino en la solidaridad, ya se habría convocado una Via Catalana contra la pobreza. Pero, como decía Guiomar Todó, de Unicef Catalunya, “se ha desaprovechado una oportunidad de consensuar”.

Si el millón y medio de pobres catalanes se diesen la mano y recorriesen Catalunya de arriba abajo, volveríamos a salir en los medios de comunicación de todo el mundo. Y quizás con la vergüenza que pasarían nuestros gobernantes, harían aquello que les corresponde para que nunca más se pudiese organizar una Vía de esas proporciones.