El gran éxito del formato libro

El libro como objeto de tradición cultural resiste tercamente, como se vio hace una semana en la fiesta de Sant Jordi

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Hace pocos días me vino a ver una señora, Teresa Perulles, para «darme un libro», dijo. De hecho, es una recopilación de textos cortos, de varias anotaciones a menudo muy concisas. Y también un álbum de fotografías familiares y de Siurana, Cornudella de Montsant y el Priorat. Momentos y escenarios significativos de una vida. Todo este material particular, bien encuadernado con tapa dura.

«Creo que le gustará este libro», me dijo Teresa, que me pareció una persona infatigable y emotiva. Me he quedado pensando en esta palabra: libro. ¿Qué es un libro? Dice la definición: «Conjunto de hojas escritas o impresas puestas en el orden en el que deben ser leídas». La definición no está mal. Lo que pasa es que con la palabra libro se hace referencia a varios objetos y a diversos usos. Hablamos habitualmente de un libro para referirnos a aquel producto que contiene una novela, una colección de poemas, un ensayo, el texto de una obra de teatro, la biografía de una persona, un «conjunto de hojas», como dice el diccionario, de contenido literario. Pero más allá de la creación literaria hay muchos otros libros que no tienen esta pretensión. Solo recordaré algunos: los libros de contabilidad, los libros de arte, los libros de recetas de cocina, los libros de reclamaciones, los libros de condolencias de los tanatorios...

Se ha dicho que el libro literario está entrando en un proceso de decadencia debido a la implantación masiva de instrumentos de comunicación, información y lectura a través de las redes. Sin duda, la implantación generalizada de unas nuevas maneras de compraventa es una revolución extraordinaria. Pero el libro como objeto de tradición cultural resiste tercamente, como se pudo comprobar este último Sant Jordi. El libro es un objeto físico que aspira a ser conservado y heredado.

Mi primera y ya tan lejana novela llevaba este optimista encabezamiento: «Todo, en el mundo, existe para acabar convirtiéndose en un libro (Mallarmé)». Todo no, pero vaya...

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