De frente y de perfil
Puigdemont, Junqueras y Romeva tienen la obligación política y moral de darnos los detalles concretos de lo que mantienen en secreto del 'procés'
Antonio Franco
Periodista
ANTONIO FRANCO
Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Raül Romeva explicaron en Madrid sus planteamientos. Quedaron debidamente retratados, de frente y de perfil, cara al futuro, ante la opinión pública española. Tuvieron la dignidad de no mentir y verbalizaron su jaque a la Constitución, ese texto vigente hasta que consigamos cambiarlo por procedimientos democráticos.
Los tres siempre podrán argumentar que en Madrid hablaron con algunas reservas porque era su versión para ellos. Pero con el calendario que ellos mismos plantean ya no cabe ningún tipo de reservas cuando nos hablen a nosotros, los ciudadanos catalanes. Es urgente que lo hagan. Tienen la obligación política y moral de darnos los detalles concretos de lo que mantienen en secreto, porque somos los protagonistas centrales del tema.
A nosotros no nos valen las consideraciones vagas e imprecisas de que lo que ha trascendido de la ley de ruptura todavía no es la última versión. Son cuestiones graves. Entre lo que se ha difundido (que encaja con lo que ya adelantaron el juez Vidal y Lluís Llach) y no ha sido desmentido con rotundidad figura que Puigdemont, Junqueras y Romeva se consideran con derecho a suspender para nosotros la separación de poderes, a abrir una etapa con total control gubernativo sobre la justicia, a canalizar políticamente los contenidos de los medios de comunicación, a efectuar un filtraje a la turca de los actuales funcionarios, e incluso a fijar sus propios criterios para determinar quiénes son catalanes y quiénes no. Me permito recordar que para los catalanes y sobre estas cuestiones el último precedente en esa línea es el que efectuó a la fuerza un gallego, militar, fascista, asesino y cobarde.
UNA PATADA A NUESTRAS LIBERTADES
El president Puigdemont dijo el miércoles desde la televisión que no debemos preocuparnos porque el Govern no está dispuesto a hacer salvajadas. Pero no respondió la pregunta de qué es concretamente lo que piensa hacer el día de la ruptura. Y no son cuestiones de un pulso que afecte solo a Rajoy, los poderes fácticos de Madrid o lo que llaman España, sino también, y principalmente, a lo que hará el poder con nosotros. Lo que se plantea como una patada al trasero de Rajoy se propinará contra nuestras libertades.
Tampoco nos han desmentido que si Rajoy no nos deja hacer la consulta que deseamos, ellos tres se considerarán con derecho a darla por hecha y a actuar por la fuerza como si en esa consulta hubiese ganado el independentismo por una mayoría suficiente para la secesión. Ese planteamiento merece desprecio.
Junto a eso casi parecen menores otras cuestiones que asimismo crearían conflictos graves. Dar por hecho que tras una secesión no pactada continuaremos en Europa, o que se podrán pagar las nóminas oficiales, o que funcionarán sin sobresaltos los bancos, o que se prestarán con normalidad todos los servicios colectivos, hoy por hoy es engañar.
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