Fantasmas en las listas

Casi 300 listas de las elecciones municipales del 24 de mayo están encabezadas o incluyen a personas que no residen en el municipio por el que se  presentan. El estudio se ha hecho en Catalunya donde el debate soberanista, a pesar de los muchos inconvenientes que algunos le ven, también impulsa la regeneración democrática al promover un nuevo tipo de competencia política. No cabe duda que el origen de este fenómeno reside en las peculiaridades del mapa electoral catalán que en determinados territorios alienta un bipartidismo sin la presencia de los partidos mayoritarios españoles.

¿Por qué los partidos recurren a esta práctica? A primera vista es una muestra más del sonambulismo de las formaciones mayoritarias en el régimen del 78. La era de la transparencia exige mayores dosis de autenticidad. Lo que era un secreto a voces en los municipios afectados se convierte en un escándalo por el efecto big data, la acumulación a través de la viralidad de las redes digitales. De manera que el artificio afecta a la reputación de los candidatos «auténticos».

Bipartidismo en el BOE

Todo riesgo es asumible si comporta un beneficio. Por lo que parece, una de las leyes fundamentales del bipartidismo, la Loreg (ley orgánica del régimen electoral general), establece una subvención para aquellos partidos que presenten listas en el 50% de los municipios de cada provincia. De manera que las listas fantasma van a proporcionar a PP y PSC unos pingües ingresos de más de 600.000 euros. Una muestra más de que el bipartidismo no surge en las urnas sino en el BOE.

Con todo, lo realmente grave no son las listas fantasma sino los fantasmas en las listas. Y los del PP y del PSC no van a ser los únicos. Los espectros proliferarán. Bárcenas y Rato sobrevolarán las candidaturas del PP, Chaves y Griñán recorrerán las del PSOE y los Pujol con una mano delante y otra detrás las de CiU. Tampoco faltarán espectros entre los nuevos: Monedero acompañará a los desconocidos candidatos de Podemos y Jordi Cañas a los de Ciudadanos. Incluso a Ada Colau se le puede aparecer al PSUC o a Alfred Bosch el triparito.