En campaña

Artur Mas, hizo aquello que se esperaba. O sea, no decir nada que no hubiera dicho antes, y concretamente 21 veces

Toni Aira

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¿Preguntas? No muchas. ¿Concreciones? Escasas. ¿Mítines? Un festival. ¿Diputados metidos a fiscal, juez y parte? Todos los no comparecientes, menos la abogada defensora, de CiU en este caso. ¿Sorpresas? Ninguna. Claro, eso es una comisión de investigación, con dos agravantes, que ayer desfilaba por una de ellas un presidente de la Generalitat, elemento a batir por todo el resto de grupos, y que esto pasaba a dos meses de las elecciones municipales. Bernd Schuster, en este punto, habría dicho que «no hace falta que dices nada más».

Artur Mas, hizo aquello que se esperaba. O sea, no decir nada que no hubiera dicho antes, y concretamente 21 veces, según estipuló al abrir boca. Dice que este número a veces ha sido interpelado en el Parlament, y él ha contestado. ¿Valor de la comisión? Era evidente. Su foto desfilando por allá, más el pim-pam-pum del resto. Un par de cosas que, por cierto, quizás hace unos años habría podido tener algún efecto positivo para alguien de la oposición, pero que con la ciudadanía muy en punto de colapso respecto del bombardeo político, ya ni eso.

Porque con aquello de la eterna campaña, de la campaña permanente, y a tres mesecillos de las elecciones municipales, ¿qué esperábamos, verdad? Más campaña. Sus señorías no saben otra. Siempre en campaña. Hay, de hecho, una cuenta en Twitter que se llama así, "@encampanya". Su nombre oficial es "Autobús de Campaña", y hace sátira (guardando el anonimato de sus autores) de todo aquello que se mueve en la esfera político-periodística del país. Yo también he recibido algún viaje de ellos, pero les tengo un punto de aprecio por el recuerdo que me provocan del autobús de campaña donde seguí como periodista la carrera electoral de las catalanas del 2003. Hace mucho de aquello, pero lo recuerdo como si fuera ayer. Y  a veces tengo la sensación que de aquel bus no bajé nunca. Las comisiones de investigación ayudan a ello.

De aquí que ayer todos los presumibles cabeza de cartel, a pesar de no ser los portavoces de sus respectivos partidos en la comisión, se abrieran paso a codazos ante las cámaras. Todos menos Oriol Junqueras. Él ya había colado la cuña antes, provocando la comparecencia de Mas. Oriol Amorós, en lugar suyo, al acabar su primera intervención, incluso soltó el eslogan Nou país que durante todo el último ciclo electoral ha utilizado ERC. Sin manías. ¿Para qué? ¿O no estaba en una comisión de investigación parlamentaria? Pues eso.

Mas reconoció: «Físicamente estoy vivo». Y los suyos dijeron que estuvo brillante y convincente. Los otros, que no respondió y que está claro que esconde cosas. Y hasta aquí el festival de hipocresía del día. Cosas del mundo de las comisiones de investigación. Superútiles. De aquellas cosas que sin duda impulsan una política criticada en todas partes por no responder a aquello que la sociedad reclama. La impulsan mucho, sí. Contra la pared. En campaña, eso sí. ¿Para Podemos? ¿Para la antipolítica en general?