Peccata minuta

'Eleutheromania'

JOAN OLLÉ

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¿Vaya palabreja, no? Resulta que significa deseo intenso e irreprimible de libertad. Un grupo de alumnos de una universidad pública catalana la han escogido para bautizar con ella un espot publicitario alegórico del popularizado Freedom for Catalonia que  ha sido merecedor de un galardón de RTVE. Eleutheromania utiliza textos de Charles Bukowski babeados en inglés por una voz tan espesa como la de un Lou Reed resucitado para la ocasión; la música evoca sintéticos aromas de romanticismo alemán y las imágenes combinan gimnasio (esfuerzo), carreteras (The long and wending road), senyeres de rojo de labios trazadas por uñas verdes, un primer plano de culo de casteller y manos que se enlazan con dedos hasta llegar,  inevitablemente, a lo más alto de una montaña (¿La montaña mágica? ¿La Pica d'Estats?) desde donde, ya cerca de las estrellas, contemplamos The Vaste Land que algún día será nuestro: cóctel al límite -¿the wild side del soberanismo?-  que cumple con creces la voluntad de provocar un subidón de diseño a los espectadores sensibilizados o no con la causa independentista. La frase final -el clásico The end-  es aquí «DO IT: HAZLO». Y uno se pregunta: ¿Qué?

Viéndo Eleutheromania, he recordado un escrito de Xavier Antich, hombre sabio a la par que entusiasta profesor universitario, titulado ¿Por qué necesitamos las humanidades? (Háganse un regalo y léanlo). Es de una verdad humana apabullante, y, entre muchas de sus referencias, cita a Friedrich Schiller: «La educación estética, a través de las humanidades y de los clásicos, no tiene nada que ver con una formación refinada de paladares exquisitos, sino, al contrario, con una auténtica educación para la emancipación, la libertad y la responsabilidad social». Sí, Xavier: los libros no hay que leerlos, sino comérselos, digerirlos y cagarlos.

La independencia de Catalunya es una aspiración política lícita y muy respetable, pero no nos engañemos ni nos dejemos engañar: la libertad última de Bukowski ni se vota ni se refrenda ni se consulta. Se tiene o no se tiene; es una cualidad del ser humano que ninguna Carta Magna puede sancionar porque forma parte de nuestro ADN.

Gimnasia y magnesia

Virginia Woolf, privilegiada y torturada a la par, lo escribió alto y claro en Una habitación propia: «No hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente». Que se pretenda equiparar libertad personal con soberanía mediante propaganda cool me parece un divertido despropósito universitario de gimnasia y magnesia. Y que RTVE lo haya premiado es perfectamente consecuente. Creo que fue el pálido Pessoa quien dijo: «Primero sé libre; después pide la libertad». Pues eso.