Editorial

La despedida de Obama

El todavía presidente demuestra al conmutar la pena de Chelsea Manning un elogiable sentido de la justicia

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Hasta el último día está gobernando Barack Obama, dispuesto a dejar  su impronta en la presidencia. Sus últimas decisiones y su rueda de prensa de ayer son un buen ejemplo del esprint final. Obama empezó su último encuentro con los corresponsales de la Casa Blanca con un encendido elogio del periodismo y de su función en una democracia. No fue una simple cortesía, sino un golpe a su sucesor, Donald Trump, que planea cambios importantes en la forma con la que los periodistas informan sobre la Casa Blanca. Trump ya demostró en su última comparecencia que su relación con la prensa no cumple con los requisitos mínimos exigibles de respeto, así que el mensaje de Obama –«América os necesita y nuestra democracia os necesita»– tiene unas resonancias, en estos momentos, que van mucho más allá de un cliché vacío.

Parte de la rueda de prensa Obama la dedicó a explicar su decisión de conmutar parte de la condena de Chelsea Manning, la soldado juzgada por espionaje por las filtraciones a Wikileaks y condenada a 35 años de cárcel. Mujer transgénero, Manning ha sufrido unas duras condiciones de encarcelamiento que han merecido la condena de EEUU por parte de la ONU, cuyo relator sobre tortura calificó el trato a la soldado de «cruel, inhumano y degradante». En la rueda de prensa, Obama justificó su decisión en que la sentencia a Manning había sido «desproporcionada» comparada con la que recibieron otros filtradores.

La altura de miras aplicada con Manning es la que demostró de nuevo Obama a lo largo de la rueda de prensa, donde explicó sus posiciones sobre Rusia, Cuba y la relación con Israel, temas todos ellos en los que difiere de Trump, y al mismo tiempo trató de mantenerse institucional y respetuoso cuando citó por su nombre al presidente electo. Y hubo momentos en que en la vieja sala de prensa de la Casa Blanca que Trump quiere desmantelar se alzó el genuino Obama, el que con un mensaje de esperanza y cambio sedujo a EEUU y al mundo entero. Fue cuando habló de igualdad de sexos, de la brecha racial, de pensar que la «gente es gente» da igual su raza, religión u orientación sexual, de cómo explicó a sus hijas la victoria de Trump, de su intento de restar tremendismo a la etapa que empieza. Con Obama se va un extraordinario político