tú y yo somos tres

Caza mayor

FERRAN MONEGAL

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Me cuenta un espía que meses atrás, ante la languidez de audiencia y de personalidad de la cadena Cuatro frente a La Sexta, el gran padrino de Mediaset, Paolo Vasile, reunió a sus generales de brigada, dio un puñetazo en la mesa, y les espetó con crispación: «¿Qué debo hacer? ¿Fichar a golpe de talonario a Wyoming y a Évole?». Acabaron confiando una vez más en su factoría habitual, La fábrica de la tele, la productora que lleva años construyéndoles exitosos canibalismos y autopsias escénicas -desde Aquí hay tomate hasta el Sálvame, o el Deluxe-, con la recomendación de que pensasen en la figura de Risto Mejide como posible elemento de choque para comenzar  a encarar los problemas que la cadena Cuatro sufre frente a La Sexta. La estrategia ha cristalizado con la puesta en marcha de Viajando con chester De entrada se advierte que en los títulos de crédito aparecen los nombres de Adrián Madrid y Óscar Cornejo, o sea, que esta vez los productores firman directamente su producto, lo cual es síntoma de que en esta ocasión se sienten orgullosos de él. Si añadimos a este dato lo que dijo Risto  en la rueda de prensa de presentación («Es el programa más honesto en el que he estado»), todo hace pensar que aquella fase de colaboración desastrosa entre ellos -el programa G-20, T-5, 2009-, que acabó como el rosario de la aurora y en el que el propio Risto dijo ser objeto de censura, aquellas tempestades, les decía, parece que se han disipado y ahora les une un sillón. La idea es aprovechar el gancho, el desparpajo, el toque de insolencia de aquel Risto que le decía a una humilde concursante de OT«Desafinas como una hiena», y que le diga ahora a Zapatero, cara a cara, casi cuerpo a cuerpo: «Nos traicionaste cuando llegaste al poder». Es decir, seguir utilizando el descaro y el tuteo, pero elevando el rango de la presa: en lugar de proyectarse sobre el pobre e inocente pajarito, aplicarse sobre el pájaro mayor y de altos vuelos. ¡Ah! Es un ejercicio sano y atractivo, indiscutiblemente.

Con este Risto transformado en conversador impertinente de la aristocracia sociopolítica ibérica, se pretende que Cuatro vaya adquiriendo un tono muscular diferente. Un estilo que busca la confrontación verité, y sobre todo busca que la audiencia se lo crea. Ponerlo a la misma hora que Évole no es para plantarle cara -tarea imposible por ahora-, sino para demostrar que se mueven en la dirección que ahora toca.