Tijeretazo sanitario

El recorte del 10% en el gasto sanitario catalán previsto para este ejercicio y el próximo se ha concretado en una serie de medidas que, a efectos de los usuarios, se traducirán en un aumento de las listas de espera y la concentración de servicios -a veces, el hospital quedará más lejos que hasta ahora-, para ahorrar 880 millones en el 2011 junto con otras medidas de contención del gasto. Puede que el adelgazamiento del entramado sanitario, la austeridad y la agilidad sean una obligación ineludible, pero lo es también para la Administración garantizar un servicio eficiente y de calidad, acorde con el esfuerzo fiscal de los contribuyentes. Un servicio sanitario que, no se olvide, es el único al alcance de las rentas más modestas.

Por idéntica razón, resulta de la mayor urgencia que la Conselleria de Salut explique qué medidas piensa tomar en el plano estricto de la gestión, sin afectar a los usuarios, como sucede con el plan dado a conocer. Porque es de sobra sabido que muchos especialistas en la gestión sanitaria coinciden en poner el acento en la necesidad de sacar el máximo partido a los recursos disponibles, diseñar economías de escala e introducir modificaciones sustanciales en la burocracia sanitaria. Es decir, obtener rendimientos óptimos sin perjudicar a los destinatarios del servicio.

Es preciso que la Administración dé este paso para que no cruce nunca las líneas rojas más allá de las cuales correrá el riesgo de degradar las prestaciones. La sanidad pública, universal y gratuita es uno de los pilares innegociables del Estado del bienestar.