EL UNIVERSO 'TREKKIE', DE LUTO

Mr. Spock, en la última frontera

Fallece a los 83 años Leonard Nimoy, el famoso vulcaniano de 'Star Trek'

Nimoy, en el estreno de 'Star Trek: En la oscuridad', en mayo del 2013.

Nimoy, en el estreno de 'Star Trek: En la oscuridad', en mayo del 2013.

QUIM CASAS
BARCELONA

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Puede que el principal protagonista de Star Trek fuera el capitán Kirk, rector de los designios de la nave Enterprise en su lucha contra klingons y romulanos y en las misiones quinquenales por el espacio, la última frontera como se decía al inicio de cada capítulo de la serie clásica, emitida entre 1966 y 1969. Puede. Pero, ¿qué habría sido de la seminal teleserie y de las muchas adicciones que ha generado desde entonces sin el concurso de un personaje tan extraño como el señor Spock y del actor que lo interpretaba, Leonard Nimoy? Spock fue un secundario de altura que poco a poco alcanzó el máximo protagonismo. Y con él, el ayer fallecido Nimoy se ganó un lugar en el olimpo de la primera gran era de la ficción televisiva estadounidense.

No es de extrañar que J.J. Abrams recurriera a Nimoy, y no a William Shatner, el capitán Kirk televisivo, para incorporar al enigmático William Bell en su serie Fringe (2009-2012). Fue la antesala de lo que sería el paso de Abrams a la realización de las nuevas entregas cinematográficas de las aventuras del Enterprise, Star Trek (2009) y Star Trek: en la oscuridad (2012), ambas con el concurso episódico, pero nada nostálgico, del ya muy envejecido Nimoy. Abrams es un buen trekkie que ha sabido reconducir los mecanismos de la serie por otros derroteros, y Nimoy fue, en cierta medida, el eslabón entre una y otra lectura.

EL GÉNERO FANTÁSTICO / Nacido en 1931, como su compañero de odiseas espaciales Shatner, en la ciudad de Boston (EEUU), Nimoy falleció ayer a los 83 años, víctima de una grave dolencia pulmonar que el mismo actor hizo pública en el 2014. Su carrera estará siempre asociada, por supuesto, a Star Trek, aunque realizó un centenar de interpretaciones en televisión y cine, casi siempre asociadas a los géneros fantástico, wéstern y ciencia ficción.

Debutó en 1951 y participó en sus inicios en producciones B como el serial Zombies en la estratosfera (1952); The brain eaters (1958), sobre devoradores de cerebros humanos, o un episodio de la tercera temporada de otra de las grandes series de la época, Dimensión desconocida (1959-1964), siempre en breves, cuando no anecdóticos, cometidos. Trabajó igualmente en capítulos de las célebres Bonanza, Caravana, Los intocables, Perry Mason, Rumbo a lo desconocido, El virginiano, El agente de CIPOL Doctor Kildare, aunque su espigada figura no acabó de cuajar en las ficciones de carácter más realista.

Hasta que fue escogido para encarnar a Spock, el miembro vulcaniano de la tripulación del Enterprise, en una serie de aceptación curiosa: en su momento nunca pasó del puesto número 52 del ranking de audiencia, pero hoy es una de las principales series de culto y generó otras muchas revisiones en formato televisivo y cinematográfico.

Gene Roddenberry, el creador de Star Trek, fue su principal valedor. Al principio había pensado en Martin Landau para interpretar a Spock, y bien mirado no habría sido tampoco mala elección; hasta tienen un cierto parecido físico, y más después de pasar por la sala de maquillaje, arquear las cejas, vestirse con el skijama azul y gozar de orejas puntiagudas y flequillo a lo Beatle de intenso negro azabache. Paradojas de la vida televisiva, Nimoy sustituyó a Landau cuando este abandonó Misión: imposible después de la tercera temporada, en 1969. Nimoy compuso en esta otra serie tan influyente a un agente especial caracterizado por sus capacidades para la magia y la hipnosis.

Roddenberry no fue solo su máximo valedor. Él, y solo él, lo defendió a capa y espada cuando los ejecutivos de la compañía NBC quisieron despedirlo de la serie al ver el primer episodio. Roddenberry tenía razón y Spock se convirtió en un icono pop que trascendió la propia serie. En el cine tendría poco recorrido: hizo una notable composición en La invasión de los ultracuerpos, en 1978. Aunque escribió un libro autobiográfico titulado No soy Spock (1977), con el consabido enfado de los fans, participó en las diversas películas sobre la serie realizadas a partir de 1979 e incluso llegó a dirigir dos de ellas, Star Trek-En busca de Spock (1984) y Misión: salvar la Tierra (1986), además de la comedia Tres hombres y un bebé (1987).