CRÍTICA

¡El horror, el horror!

Rescate de 'Trópico', una colección de cuentos del mexicano Rafael Bernal, de rara perfección

RICARDO BAIXERAS

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El nombre de Rafael Bernal (Ciudad de México, 1919 - Berna, Suiza, 1972) será un nombre asociado para siempre a 'El complot mongol', la que muchos consideran 'la' novela negra mexicana, así, sin más. En 2014 la editorial Libros del Asteroide la rescató del olvido. Otros le recordarán por ese libro imposible que es 'El gran océano' (FCE), un mamotreto de más de quinientas páginas donde Bernal da cuenta del mar como agente de transculturación. Pero para la gran mayoría Rafael Bernal es un absoluto desconocido. Pues bien. Anoten este nombre y lean con fruición este 'Trópico'. 

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Es este un libro en verdad singular, diría que único y, en cualquier caso, de cuya lectura no se sale indemne fácilmente. Sus seis cuentos están ambientados"en los arenales de Tonalá, en los esteros de Mapastepec, en las pampas de Quexexapa y del Zacualpa sucio, lagunas de Zacapulco –criadores de garzas-, montañas de Huehuetán, cacaotales de Soconusco, Suchiate manchado de sangre". Es la costa de Chiapas en la que hay un arriba y un abajo. Cinco de los seis cuentos narran el abajo:"las aguas de los esteros se pudren inútilmente y la selva engendra la maldad en el corazón de los hombres. Abajo está la muerte entre los lodazales, están el oro fácil, el aguardiente y la sangre. Siempre la sangre". El único que queda fuera de este parámetro, 'Tata Cheto' es una suerte de "fábula con moraleja poco edificante" tal y como afirma en su excelente prólogo Juan Pablo Villalobos.

 Es cierto que el horror de estos cuentos, "ese horror lleno de amargura y desesperanza", es la acción que alguien debe completar, como apunta Villalobos. Una acción que se convierte en el motor que encadena las cosas y las palabras. Sebastián Constantino tiene que matar al Cuarenta y Cinco porque el honor está en juego, Daniel, el compadre de Santiago (que "nadie supo cuándo murió") debe darle sepultura, Lupe sucumbirá a la fuerza irreparable de la domesticación, el secretario José López quiere salvar a un hombre de la injusticia a pesar de que sea un asesino, Ambrosio tiene que matar a la mujer que le humilla con constancia.

 El lector de este libro ha de estar preparado para tocar con la yema de los dedos literatura en mayúsculascuentos construidos con una extraña perfección, con unos finales fulgurantes y con un lenguaje estremecedor. La hondura de la profundidad. ¿Cómo se puede escribir así? Uno nunca está del todo preparado para leer palabras "como labradas en piedra".