ESTRENO EN TEMPORADA ALTA Y TNC

Portaceli dispara contra el poder en 'El president'

Francesc Orella y Rosa Renom protagonizan la sátira política de Thomas Bernhard

Francesc Orella y Daniela Feixas, el 'president' y la amante, de fiesta.

Francesc Orella y Daniela Feixas, el 'president' y la amante, de fiesta.

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

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El lúcido y despiadado gatillo de Thomas Bernhard vuelve a escena con 'El president', tragicomedia que hace diana en los políticos y las altas esferas del poder; en sus miserias y mediocridad. Bajo la dirección de Carme Portaceli, el montaje se estrena el sábado y domingo en Temporada Alta (El Canal) y recalará en el TNC (Sala Tallers) del 5 de noviembre al 28 de diciembre. Francesc Orella y Rosa Renom encabezan el reparto como pareja presidencial con ínfulas dictatoriales, mientras que Montse Pérez, Daniela Feixas, Josep Costa, Josep Julien y Sergi Misas pululan a su alrededor en los roles de criada, amante, coronel, masajista, confidente... Una sátira política «de utilidad pública» que nos acerca a la intimidad de dos seres «desquiciados», la define Francesc Orella.

El texto, en palabras de la directora, tiene una «acidez e inteligencia» poco habitual. «Bernhard es la esencia del teatro porque su escritura es una partitura perfecta del recorrido emocional e ideológico de los personajes», valora de una obra que relata «una especie de caída de los dioses que saben cuál es su final pero que morirán sin dejar sus privilegios».

Estrenada a principios de los 70, la acción nos traslada a una república centroeuropea decadente (la Austria del autor aunque no hay referencias explícitas). Un país, en estado de creciente crispación; con el derrumbe del sistema a la vista. El matrimonio que lo gobierna escapa de un atentado en el que pierden la vida el querido chucho de la presidenta (de un ataque al corazón) y un coronel. La señora está que trina por la pérdida. Del perro, que no del militar. Pero toca asistir a la representación del funeral de este último.

El miedo a morir en otro ataque -acentuado por que sea perpetrado por su propio hijo, supuestamente abducido por las filas anarquistas- deja al desnudo la fragilidad de los poderosos. «El terror les hace hablar de forma obsesiva, con verborrea», dice Portaceli. Él se escapa con su amante al casino de Estoril, en Portugal, país que admira por la dictadura; y ella, a las montañas con su sacerdote. «La doble moral, la aceptación sin convicción de la democracia, las traiciones... Este es el patético mundo que se retrata. Una clase social y política que, desgraciadamente, reconocemos muy bien», agrega.

JUEGO PERVERSO / Los paralelismos con el presente, apunta el traductor, Bernat Puigtobella, son muchos. Más allá de los líos de alcoba, ahí están, por ejemplo, el Hong Kong asaltado por la turba estudiantil; las tarjetas de crédito opacas, los antisistema... «En el teatro podemos explicar muy bien cómo de falsos son los políticos. El presidente y la presidenta convierten su matrimonio en un juego perverso de poder», sostiene. Hay mucho humor e ironía en la farsa. «Bernhard, que se define como el artista de la exageración, juega con nosotros. Nos presenta a unos personajes ideológicamente aberrantes y les dota de un discurso entre el delirio y la fascinación», razona.

En el 25º aniversario de su muerte, el Temporada Alta volverá a recordar a Bernhard con 'Tala', de la mano del prestigioso director polaco Krystian Lupa. Las clases dirigentes austriacas serán tiroteadas de nuevo en El Canal (31 de octubre y 1 de noviembre).