Un policía infiltrado en el cine español

Un agente del departamento de Audiovisuales se convierte en asesor de guionistas, directores y actores

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OLGA PEREDA / MADRID

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El cine español tiene un policía infiltrado. Repasa guiones, se entrevista con los directores, 'wasapea' con los actores, habla con los responsables de vestuario... Su nombre es J. Trillo y ya es uno más de la industria. Calma. No hemos vuelto a la censura.

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J. Trillo (Madrid, 1974) es miembro de la Policía Nacional pero su cometido no es velar por la buena imagen del cuerpo sino asesorar a los productores y evitar que películas y series cometan fallos. Ni policías mujeres con el pelo suelto. Ni agentes con el dedo en el gatillo persiguiendo al malo. Ni comisarios que mandan a casa a subalternos. Todo eso, que más de una ocasión lo hemos visto en pantalla, no sucede en el mundo real de los policías. Un agente se mueve, habla, se viste, esposa a un detenido, y agarra su pistola de una determinada manera. Cuesta un par de días enseñarles.

Que se lo digan a Álex González, que trabajó codo con codo con Trillo antes de ponerse en la piel de Morey ('El Príncipe'), o al ‘comisario’ Tito Valverde, o al Santos Trinidad (Jose Coronado) de 'No habrá paz para los malvados'. Y no solo en la industria española. Las dos escenas madrileñas de 'El ultimátum de Bourne' (una manifestación en la embajada estadounidense) también fueron rodadas bajo su supervisión.

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Trillo (que prefiere no salir fotografiado en este reportaje) es muy cinéfilo. Y lo es desde que era un chaval. Cuando aprobó las oposiciones a la Policía Nacional y salió de la academia de Ávila, empezó a trabajar en una comisaría de Madrid. Un día tomando café y explayándose en las últimas películas que había visto, el director del departamento de Audiovisuales de la Policía le escuchó. Tardó tres minutos en llamarle. “Chaval, ¿quieres trabajar aquí?”, le preguntó. El asesoramiento de cine apenas existía en aquella época, la oficina se encargaba de realizar los vídeos de las operaciones más llamativas (la detención de un delincuente peligroso, la investigación de un suceso brutal...) para dárselas a los informativos de televisión. Cámara al hombro, Trillo se puso a rodar. 

Con el tiempo, el asesoramiento de cine fue ganando terreno en el departamento. “El cine español, cada vez más profesionalizado, quiere ser realista y debe serlo. Así que empezaron a contactar con nosotros para que le diéramos consejos técnicos”. Han pasado los años y, para la industria, el agente es ya ‘uno de los nuestros’.

LEER GUIONES CON BOLI ROJO

Trillo recibe a EL PERIÓDICO en su despacho, inundado de películas en VHS, desde 'El día de la bestia' hasta 'Casablanca'. Sobre la mesa tiene el guion de 'El aviso', el nuevo trabajo de Daniel Calparsoro ('Cien años de perdón'). También los guiones de 'Servir y proteger' (TVE). Trillo los lee con un bolígrafo rojo en la mano y subraya todo lo que no se ajusta a la realidad. “Un comisario no puede suspender de empleo y sueldo a nadie, eso lo hace régimen disciplinario”, pone como ejemplo. “Y no somos el Cuerpo Nacional de Policía sino la Policía Nacional”, añade. 

El agente nunca se mete en la trama. “La ficción es ficción. No estamos delante de documentales. Entiendo que el cine tiene que cogerse ciertas licencias, mi único cometido es que cuando se hable de la Policía la imagen sea realista. Creo que es algo que contribuye a mejorar la historia que se está contando, a hacerla creíble”.

LOBOS SOLITARIOS

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Trillo, a nivel personal, confiesa estar un poco harto de que la mayoría de los policías de ficción son seres atormentados, lobos solitarios con vidas personales desastrosas. "Siempre digo a los directores que hagan películas de agentes normales, felices, casados, con hijos y estupendos profesionales. Pero no me hacen caso”, sonríe.

Un fallo (técnico) que le saca de quicio es que, por más veces que lo haya reflejado el cine, un agente no es un tipo multitareas. “No se puede estar investigando un secuestro por la mañana, por la tarde cogiendo al atracador de un banco y por la noche desactivando una bomba. No. La Policía es un cuerpo especializado. Y si te dedicas a una cosa, solo haces eso”, afirma el agente, que asesoró a Elvira Mínguez a la hora de comportarse como un auténtico TEDAX en 'El desconocido'. También guió a Lluís Homar en 'Bajo Sospecha' (Antena 3).

Todos los actores que han pasado por sus manos saben cómo se esposa a un prisionero y, sobre todo, cómo se empuña un arma. “Nunca con el dedo en el gatillo y nunca llevando el arma en alto porque corres el riesgo de que vengan los malos y te la quiten. Hay que proteger siempre la pistola”, afirma con un arma (descargada) entre las manos para dejar constancia de lo que está diciendo. 

DUDAS DE ACTORES VÍA WHATSAPP

“No tratamos de lavar la imagen de la Policía. Jamás digo nada si en un guion solo hay agentes corruptos. Entre otras cosas, porque en todas las profesiones hay corruptos. Lo que tratamos de hacer es que el cine sea consciente de la realidad del día a día policial”, insiste justo antes de coger su móvil a la jefa de guiones de 'Servir y proteger' que le requiere una duda de última hora. Todo el cine español tiene el móvil de Trillo. Algunos actores (especialmente con los que ha tenido un trato directo) le mandan mensajes de WhatsApp con preguntas urgentes. 

La entrevista con EL PERIÓDICO queda momentáneamente interrumpida porque alguien golpea la puerta del despacho. Es la jefa de vestuario de 'Gigantes' (Movistar+), la nueva serie de Enrique Urbizu ('No habrá paz para los malvados'). ¿Cuándo puede ir un agente vestido de paisano? ¿Cuándo con el uniforme de gala? ¿Cómo llevan el pelo las mujeres policías cuando están de servicio? Contestamos la última: siempre recogido.