El poeta leridano Jordi Pàmias gana el XVII Premio Jaume Fuster

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El poeta leridano Jordi Pàmias recibirá esta tarde el XVII Premio Jaume Fuster, que entrega la Associació d'Escriptors en Llengua Catalana (AELC), por la "excelencia de su obra" y su constancia, que lo han llevado "a ser un referente para las nuevas generaciones de poetas".

Nacido en Guissona (Lleida) en 1938, Pàmias empezó a ser conocido después de ganar en 1972 el premio Joan Salvat-Papasseit por la obra "La meva casa", creando a partir de este volumen una obra poética marcada por "la búsqueda de un estilo propio que se caracteriza por la belleza expresiva, fruto de un conocimiento profundo del lenguaje".

A lo largo de los años, ha publicado una veintena de poemarios, entre los que destacan "Fantasia per a ús de la gent sàvia", premio Màrius Torres; "Flauta del sol", premio Carles Riba; "Àmfora negra", premio Vicent Andrés Estellés o "Terra cansada", premio de la Crítica Catalana y Crítica Serra d'Or.

La editorial Pagès ha publicado toda su obra poética en seis volúmenes y más de 1.100 páginas.

En declaraciones a Efe, Jordi Pàmias ha agradecido el reconocimiento y lo ha calificado de "muy valioso", especialmente, "porque viene de mis compañeros de letras; han sido ellos los que me han escogido y no he sido yo el que me he presentado al premio, esperando la valoración de un jurado".

También cree que se ha tenido en cuenta "una trayectoria muy larga, a la que he dedicado muchas horas, intentando ser muy exigente".

Siempre teniendo en cuenta la musicalidad de sus versos -él que es un gran aficionado a la música clásica desde muy joven- Pàmias ha comentado que su obra tiene una relación "muy directa con la tierra" y ha precisado que siempre le ha gustado caminar por el campo, "fijarme en las cosechas, en el aspecto de los almendros, o en las extensiones de trigo".

A la vez, no ha obviado que en sus reflexiones plasma "la conciencia del paso del tiempo, la renovación de la naturaleza, la amenaza de la muerte", sin olvidar la experiencia amorosa vivida, muy relacionada con su esposa Maria y sus hijos y nietos.

Tampoco ha olvidado cuestiones "muy de la actualidad, como los avances tecnológicos o la comunicación no siempre fácil entre las personas, así como las grandes desigualdades sociales". "No todo es pura alegría lírica en mi obra, también hay insatisfacción ante lo que ocurre en el mundo", concluye.